Tras un centenario del nacimiento de Elías Canetti, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1981, sus obras seguirán vigentes, pues dispuso que algunas de ellas se publicaran treinta años después de su muerte, ocurrida en 1994.

Elías Canetti vivió el siglo. En 2005 cumpliría cien años. De allí que sus dos obras fundamentales son la visión de ese siglo, el XX, desde su vida personal y desde la sociedad. Su vida personal vista en el contexto de su sociedad. La sociedad vista a partir de sus experiencias personales.

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La primera es su autobiografía, cuyo primer volumen, La lengua absuelta, publicado en 1981, cubre el periodo que va desde su nacimiento, un 25 de julio del año 1905, hasta la década del veinte. El segundo, su obra más destacada: Masa y poder, una reflexión que tiene como trasfondo la relación de dos factores que pesaron dramáticamente a lo largo del siglo XX. Un siglo que se abrió con una revolución de las masas y que vio, al mismo tiempo, el triunfo de dos autoritarismos perversos: Adolfo Hitler y José Stalin, nacidos, precisamente, al calor de la rebelión popular.

Dos hechos fueron el punto de partida de la construcción de la obra cumbre de Canetti: la lectura de La psicología de las masas, de Freud. El segundo, cuando en 1927  participó en una manifestación contra una sentencia judicial por la muerte de  obreros. El acto finalizó en un incendio en el Palacio de Justicia de Austria.

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La invasión de Austria por parte de Alemania,  le puso a Canetti frente a las evidencias de la relación de masa y poder, la posibilidad de estudiar de cerca el fenómeno del nazismo. Canetti no abandonaría Austria hasta después de la Noche de los Cristales Rotos en 1938, con rumbo primero a París y luego otra vez a Inglaterra.

Canetti es una de las figuras intelectuales clave del siglo XX. De origen judío sefardí, nació en Bulgaria amparado por una lengua excluida, el ladino, un dialecto surgido del español. Y las páginas de La lengua absuelta están contagiadas precisamente de las reflexiones de Canetti sobre los lenguajes.

Y la primera imagen de su autobiografía es esa: un hombre que se le aproxima, le pide que saque la lengua y anuncia que la va a cortar.

“Canetti es una persona que ha sentido de manera profunda la responsabilidad de las palabras; y mucho en su obra es un esfuerzo por comunicar algo de lo que aprendió sobre cómo prestar atención al mundo”, afirma Susan Sontag.

Pero, como ocurrió con otros autores, entre ellos su preferido: Franz Kafka, Elías Canetti asumió el alemán para su obra, en una especie de destierro cultural que se uniría más tarde a otro: el exilio escapando del fascismo.

“La verdad es que yo, como el primer hombre, vine al mundo sólo por una expulsión del paraíso”. Hablaba de Zurich, donde transcurrieron, junto con Viena, las dos primeras décadas de su vida.

La obra de este escritor que recibió el Premio Nobel en 1981, se inicia en 1932 y todavía no ha concluido, pues dispuso que algunos de sus trabajos no vieran la luz sino treinta años después de su muerte, ocurrida en 1994.

Con La boda (1932) comienzan sus publicaciones, seguida de su única novela, Auto de fe, que Canetti envió a Thomas Mann en busca de un comentario, pero el novelista alemán la devolvió sin siquiera hojearla.

Comedia de vanidad (1950) vino después,  Los emplazados (1956),  Masa y poder (1960), las conmovedoras reflexiones de Las voces de Marrakesch (1968), El otro proceso de Kafka (1969), El testigo oidor. Cincuenta caracteres (1974), La conciencia de las palabras (1975).

La lengua absuelta e Historia de una vida 1921-1931 (1980) en la que continuó su biografía. El juego de ojos. Historia de una vida 1931-1937 (1985), El corazón secreto del reloj (1987), La provincia del hombre. Apuntes 1942-1972, 1973; y las obras publicadas el año de su muerte y los años posteriores: Hampstead (1994), Apuntes 1992-1993 (1996), Apuntes 1973-1984 (1999), La escuela del buen oír (2003) y  Fiesta bajo las bombas. Los años ingleses (2005).

Buena parte de esta obra constituye una “summa” de los distintos momentos de su pensamiento. Humor y estoicismo rodean una escritura hecha en el marco de su condición de pueblo perseguido durante la primera mitad del siglo XX: judío. Tal vez, en los años próximos, conozcamos más de su creación, porque Elías Canetti quiere seguir hablando luego de su muerte.