El papa Benedicto XVI visitó este domingo, por sorpresa, el museo dedicado a Juan Pablo II en la localidad valdostana de Les Combes, donde el fallecido Pontífice solía pasar parte de sus vacaciones de verano y elegida también por Joseph Ratzinger para estos días de descanso.

El Pontífice llegó caminando hasta el lugar, a unos quinientos metros del chalé en el que se aloja desde el 11 de julio.

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Benedicto XVI recorrió las salas del museo, inaugurado en 1996 y que recoge objetos personales usados por Juan Pablo II durante las vacaciones que transcurrió entre las montañas alpinas, como el chaquetón blanco que usaba para las caminatas en alta cota.

También se exponen numerosas fotografías del fallecido Papa, entre las que se pueden ver a Karol Wojtyla caminando con zapatilla deportivas por las montañas alpinas, otra del Papa con un gorra de alpinista, otra comiendo, etc.

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Durante la visita, Benedicto XVI saludó a todos los presentes, habitantes del pequeño pueblo y turistas.

Antes de regresar a la casa de los salesianos donde se aloja se detuvo en un pequeña ermita cercana, donde rezó unos minutos.

La visita al museo se produjo pocas horas después de su primer acto público durante estos días de vacaciones: el rezo del Angelus ante unas 6.000 personas.

Benedicto XVI dijo que en esta época en que vivimos, donde las condiciones de vida, muchas veces frenéticas, dejan poco espacio al silencio, a la reflexión y al contacto con la naturaleza, las vacaciones se han convertido "en casi una necesidad".

El Obispo de Roma presentaba buen aspecto físico y con un apreciable bronceado, fruto de los paseos al aire libre entre las montañas alpinas. Se le vio relajado, contento y sonriente y no dudó en saludar, como hizo esta tarde, a numerosas personas, entre ellas niños y enfermos.