El líder de la mayoría republicana en el Senado de EE.UU.,  Bill Frist, se declaró alarmado el jueves pasado por los asesinatos de emigrantes al tratar de entrar a Estados Unidos y pidió una evaluación más precisa del número de muertes al año en zonas fronterizas del sur y del norte.

“El año pasado, cientos de personas murieron en los desiertos y montañas que dividen Estados Unidos y México”, afirmó el senador, que escribió una carta al administrador de la agencia pública GAO (Goverment Accountability Office) para pedirle estadísticas precisas sobre el número de víctimas en la frontera.

“Muchos fallecieron debido a la exposición a los elementos naturales y otros en accidentes, y un alarmante número fue asesinado”, añadió Frist, un político cercano al presidente George W. Bush, que prometió como prioridad reformar la política migratoria de EE.UU..

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Según el senador republicano, en el 2004 únicamente, alrededor de 20 personas murieron como resultado de estrangulación, por armas de fuego y otros medios aparentemente deliberados, cuando intentaban entrar a EE.UU.

Frist consideró inaceptable que “estas pérdidas de vida pasen desapercibidas o sean ignoradas”.