La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos prohibió mostrar copias de los Diez Mandamientos judeo-cristianos dentro de dos tribunales del estado de Kentucky, pero sí permitió la presencia de estos frente a edificios públicos.

A los jueces se les pidió decidir si tal alusión bíblica era un simple tributo a la historia de Estados Unidos o una medida anticonstitucional que no respetaba la separación entre la religión y el Estado.

Parte de la polémica giró en torno a las interpretaciones de la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., aprobada en 1791, que señala que el Congreso no puede legislar sobre el tema de la religión.