A medida que familias del tercer mundo abandonan las zonas rurales y se dirigen a las ciudades, aumenta la adquisición de alimentos de baja calidad y altas calorías, creando la paradoja de niños flacos cuyos padres son obesos, señalaron expertos.
El doctor Benjamín Caballero advirtió por primera vez la existencia de madres obesas con niños muy flacos y desnutridos en una clínica de Brasil hace varios años. Luego de estudiar algunos casos, descubrió que el problema estaba bastante extendido, y era más agudo en países asiáticos que sufren una fuerte transición económica acompañada de la emigración hacia las zonas urbanas.
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Una investigación cuyos resultados fueron publicados en la revista especializada International Journal of Obesity indicó que los países donde hay un índice más alto de padres obesos y niños delgados están en Asia: Kirguizistán con el 13%, e Indonesia con el 11%.
Esos países son relativamente pobres, pero los ingresos han comenzado a aumentar lo suficiente como para permitir a los padres ofrecer a sus hijos alimentos procesados y con ingredientes conservantes que carecen de nutrientes vitales. Como resultado, los niños carecen de suficiente nutrición. Y los adultos que los consumen lo único que consiguen es engordar.
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Caballero dijo que la globalización de los mercados de alimentos ha permitido la introducción, en países del tercer mundo de muchas comidas procesadas. Y eso está cambiando los hábitos alimenticios de las personas.
Una experta en nutrición dice que la mayoría de las familias indonesias que examina siguen teniendo un peso inferior al normal, aunque ha comenzado a ver más niños y padres gordos en familias de mayores ingresos.
El problema podría hacerse más grave a medida que aumente el ingreso per cápita en los países del tercer mundo.