Las representantes de Latinoamérica, a diferencia de las de otros continentes, se preparan exclusivamente para el certamen y se lo toman más en serio.
En los supercompetitivos concursos internacionales de belleza, ser hermosa parece ya no ser suficiente. Las aspirantes necesitan entrenamiento, y nadie lo sabe mejor que las mujeres de América Latina, donde Miss Universo es algo más que un simple espectáculo: es un concurso serio que la región espera ganar año tras año.
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Miss Venezuela, Mónica Spear, señala que su intensa dieta de preparación podría elevarla sobre sus rivales en la lucha por el título de Miss Universo, que tendrá lugar el martes 31 de mayo en la capital de Tailandia, aunque por la diferencia horaria, en
Latinoamérica (12 horas menos) será el lunes 30.
Con 27 de las 81 concursantes provenientes de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe, la región está bien ubicada para ganar otra corona y suceder a la australiana Jennifer Hawkins.
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“Creo que todas las latinas tienen algo, como ¡azúcar!”, indicó con una amplia sonrisa Miss Guatemala, Aída Estrada, de 19 años. “Es algo; cuando bailamos, los otros bailan. ¡Poder latino!”, aseguró Estrada.
Ese poder es una fuerza palpable en el certamen, que ha sido ganado por concursantes latinas o del Caribe en 19 oportunidades desde la edición inaugural de 1952, empezando por Miss Perú, Gladys Zender, en 1957.
La batalla latina de este año involucra a dos pesos pesados, Venezuela y el territorio estadounidense de Puerto Rico.
Ambos han ganado la corona en cuatro ocasiones y las apuestas en todo el mundo apuntan a que una de ellas podría ser coronada Miss Universo 2005.
“Tiene que ver con el orgullo nacional, es tan importante”, dijo Cynthia Olavarría, Miss Puerto Rico, que se paraliza cada año para ver la transmisión del concurso. Olavarría, de 23 años, explicó cómo se vio abrumada por clases de modelaje, lecciones de inglés o entrenamiento para las entrevistas.
Nada, sin embargo, se compara con la obsesión de los venezolanos, que tratan los concursos de belleza con la misma reverencia con la que sus vecinos brasileños ven la Copa del Mundo. “Nuestro entrenamiento es realmente duro, se centra en la belleza interior y exterior, porque creemos que la belleza es un poco de ambas”, dijo Mónica Spear, de 20 años, Miss Venezuela, quien durante un riguroso programa de entrenamiento con un equipo de profesionales, la ex estudiante de teatro aprendió a tonificar sus muslos, bailar un tango o un vals, cantar como una diva y dirigirse en tono seductor a los jueces.
En América Latina, el concurso es además un gran negocio.
“Es una gran fuente de ingresos para nosotros”, dijo Tony Santomauro, vicepresidente de planificación comercial de Miss Universo, indicando que el espectáculo es vendido a televisoras en prácticamente todos los países de América Latina, lo que deja “muchos millones de dólares”. Más teniendo en cuenta que el gusto por estos concursos está bajando en Estados Unidos y en Europa.
Los principales sitios de apuestas británicos en internet predicen que siete de las diez finalistas serán latinas, entre ellas las representantes de Venezuela, México, Puerto Rico, Colombia, República Dominica y Perú, como seguras.