Vestido de negro y visiblemente emocionado por su reencuentro con el público guayaquileño, el cantautor argentino Víctor Heredia fue el encargado de abrir el concierto Los forajidos, que la noche del pasado jueves ofreció en el Teatro Centro de Arte junto con su compatriota Piero.

La presentación se inició con cierto retraso, pues horas antes ambos artistas estuvieron en la Gobernación del Guayas para recibir del presidente de la República, Alfredo Palacio, la presea Al Mérito en el grado de Caballero.

Según se indicó, fue un reconocimiento al aporte  musical y cultural de los cantautores, pero la deferencia no llegó allí.
El Primer Mandatario asistió al recital. Lo acompañaron algunos de sus colaboradores, como el gobernador de la provincia, Guido Chiriboga. Aunque no se quedó hasta el término de la presentación (en cuya segunda parte intervino Piero), Palacio evidenció su gusto por las composiciones de los intérpretes.

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El sentir del Jefe de Estado ecuatoriano fue compartido por el resto de la audiencia, que casi llenó las instalaciones del Centro de Arte. Los aplausos fueron prolongados y en numerosas ocasiones el público se puso de pie, ya sea para recibir a Heredia y Piero, cuando aparecieron en el escenario, o al escuchar sus temas predilectos.

 El espectáculo se denominó Los forajidos, en referencia a los manifestantes que propiciaron la salida de Lucio Gutiérrez, en Quito; sin embargo, la única manifestación que el público tuvo con los argentinos fue la ovación.

Tras más de una hora de deleitar al público con sus éxitos musicales, Heredia empezó a dar señales de que su actuación llegaba a su fin, pero los presentes querían más.
Los aplausos lo hicieron retornar varias veces al escenario.
Finalmente se fue con Razón de vivir. Eran las 22h00 y aproximadamente quince minutos después apareció Piero.

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La gente lo recibió de pie. Cantó un tema y saludó: “Buenas noches, Guayaquil. ¿Cómo anda la vida?”. Unos respondieron que bien y otros, mal. Agregó que era hermoso volver y, “pese a lo que pasa”, encontrar un clima de esperanza. “Lindo es tener un amigo presente”, expresó mirando al presidente Palacio. “Cuánto me enorgullece lo que me acaba de regalar”, dijo en alusión a la presea que recibió. Alguien gritó: “Piero forajido”, y él rió. Luego indicó que los cambios producen movilizaciones y que ojalá estos generen beneficios.

Tomó su guitarra y empezó a cantar Todos tenemos parientes, Juan Boliche, Llegando llegaste y cuando interpretó Mi viejo contó la anécdota de cuando se la hizo escuchar a su padre. Ambos se emocionaron hasta las lágrimas, refirió. Mas cuando terminó de cantar, su padre lo miró y le dijo: “¿Quién camina lento?, la p... que te parió”.

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El público rió e hizo el coro de una melodía que habla del universo en el que vivimos. Al son de ‘vamos a abrazarnos mi amor...’ las luces lo enfocaron por detrás y Piero fue envuelto por un humo blanco.

En varias ocasiones el artista pidió que apagaran el aire para cantar de corrido toda la noche. Su pedido se hizo eco en la gente que a gritos sugirió lo mismo para escucharlo hasta el amanecer. Durante su actuación, que duró dos horas, Piero destacó la presencia de la ecuatoriana Beatriz Gil, de quien escuchó una adaptación de su tema Soy pan, soy paz y más, que también interpretó. Mencionó asimismo a Patricia González.