El término meteoro proviene del griego meteoron, que significa fenómeno en el cielo, y se usa para describir el destello luminoso producido por la caída de la materia que existe en el sistema solar sobre la atmósfera terrestre. Los meteoritos son pedazos del sistema solar que han caído a la Tierra.
Aproximadamente el 20 por ciento de los meteoritos que caen sobre la Tierra son restos de un asteroide muy grande que se desintegró hace 480 millones de años, durante la que parece haber sido la mayor colisión que haya ocurrido en la historia del sistema solar. En ese momento hubo una intensa lluvia de meteoritos.
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Durante todo el año, pequeños meteoritos chocan con nuestro planeta; como sus dimensiones son reducidas (solo unos pocos miligramos cada uno), las consecuencias no se perciben. Probablemente, hay al menos 1.000 asteroides de más de 1 km de diámetro que cruzan la órbita de la Tierra. Uno de ellos choca con la Tierra cada 300.000 años, en promedio.
Solamente los grandes meteoroides llegan a alcanzar la superficie de la atmósfera, y se convierten en meteoritos. El meteoroide medio entra en la atmósfera a una velocidad entre 10 km y 70 km/s. El mayor meteorito encontrado (el Hoba, hallado en Namibia) pesó 60 toneladas.
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Un impacto mucho más reciente ocurrió en 1908 en una remota región deshabitada de Siberia occidental conocida como Tunguska. No dejó huella (o cráter) en la superficie terrestre porque se desintegró completamente antes de llegar al suelo. El ruido de la explosión se oyó en Londres.
Los análisis sobre una cantidad de meteoritos encontrados en diferentes regiones del planeta han demostrado que quince de ellos tienen origen lunar, y otros tantos (se estima que 13) se desprendieron de Marte. Incluso hay teorías que apuntan a que uno de los meteoritos marcianos, conocido como ALH84001, muestra evidencias de antigua vida en Marte.