Las constructoras brasileñas Norberto Odebrecht y Andrade Gutiérrez tienen una importante presencia en el país. Ejecutan obras de vialidad, riego y de producción energética, en algunos casos con fondos de su propio gobierno.

Odebrecht construye en estos días la central hidroeléctrica San Francisco, entre Tungurahua y Chimborazo, a un costo de 320 millones de dólares.

La inversión, del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil, se recuperará vía concesión. La misma Odebrecht, en asocio con Hidroagoyán (ecuatoriana) tiene los derechos de operación de esa planta durante 30 años. Esa entrega se decidió en octubre del 2003, en el gobierno de Lucio Gutiérrez.

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Odebrecht también trabaja el proyecto Carrizal Chone, en Manabí. El costo total es de $ 97,5 millones, $ 78 millones provienen de la Corporación Andina de Fomento y el resto, contraparte nacional. Hace tres semanas, en una de sus giras, el ex presidente Gutiérrez entregó un cheque de $ 19 millones para la continuación de la obra de riego.

La constructora Andrade Gutiérrez (nada tiene que ver con el apellido del ex presidente ecuatoriano) está a cargo de la construcción del puente Carlos Pérez Perasso, que une a Guayaquil con La Puntilla; también labora en la vía de acceso al aeropuerto de Quito.

Uno de los principales acuerdos de la visita del presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva al país, en agosto del año pasado, fue el financiamiento de dos grandes obras. La autopista Guayaquil-Quito, $ 360 millones, y el aeropuerto de Tena, $ 60 millones.

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Ricardo Andrade, subsecretario de Concesiones del MOP, explicó a fines del año pasado que los recursos para la autopista serán entregados a una compañía brasileña seleccionada por el gobierno ecuatoriano. “Una de las condiciones del crédito es que la adjudicataria de la construcción sea una empresa de Brasil.
Odebrecht es la mejor opción”, indicó.

El aeropuerto de Tena también estaba previsto que lo haga la empresa Odebrecht. Los recursos los maneja el Municipio de Tena, por decisión de Lucio Gutiérrez.

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El ex ministro de Obras Públicas en el gobierno de Gustavo Noboa, José Macchiavello, explicó que Brasil facilita la entrega de créditos, con el condicionamiento de que empresas de ese país ejecuten las obras.

El ex funcionario señaló que en vialidad, “los costos de las constructoras de ese país son elevados, debido -dicen- a la calidad”. Argumentó que un kilómetro de carretera asfaltada con empresas nacionales cuesta $ 350 mil, con las brasileñas casi llega al millón. Puso como ejemplo el tramo Lumbaqui-La Bonita, en la vía Lago Agrio-Quito, que se hizo con crédito brasileño.