La capilla ardiente de Juan Pablo II ha quedado instalada en la nave central de la Basílica de San Pedro del Vaticano, delante del llamado altar de la confesión, junto al famoso baldaquino de Bernini.
 
Los restos mortales fueron trasladados allí desde la sala Clementina del Palacio Apostólico, donde reposaban desde ayer, domingo, en una procesión en la que participaron los cardenales da la Curia, encabezados por el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo.
 
El camarlengo (que ejerce el gobierno provisional de la Sede Vacante), bendijo con un hisopo el cadáver de Karol Wojtyla, antes de dirigirle una profunda reverencia, visiblemente conmovido.
 
Posteriormente se inició la liturgia de la palabra, en la que participan cientos de sacerdotes que se encuentran en el templo vaticano.