Una nueva investigación busca probar que un cráneo hallado en el Valle de los Reyes perteneció al primogénito del faraón que según la tradición judeocristiana, murió a causa de la décima plaga liberada por la ira de Dios.

La Biblia relata que en el antiguo Egipto, cuando los hebreos eran una nación esclava, un líder surgió en su seno y desafió al faraón. Su nombre era Moisés. Cumpliendo una orden divina se presentó ante Ramsés II exigiendo la liberación de su pueblo, pero su negativa de- sató la furia celestial y el azote de 10 plagas terribles. Solo el último y el peor de los flagelos cambió la voluntad del gobernante, que despertó una mañana para ver el cadáver de su hijo Amun-her Khepeshef y el de los primogénitos de todas las familias egipcias. A 3.000 años de entonces, un equipo científico habría descubierto la tumba del príncipe y las pistas que develarían la verdadera causa de su muerte.

Usarán las últimas técnicas reconstructivas con el fin de comprobar o refutar la identidad del joven. Con el cráneo se recreará su rostro y se lo comparará con el de su presunto padre para determinar si hay algún parentesco y definir a qué edad murió y qué causó la herida en el costado de su cabeza. Sus restos descansaban en la mayor tumba subterránea encontrada hasta hoy, un laberinto de 100 habitaciones y corredores escondidos en la profundidad del Valle de los Reyes. Los científicos sacarán sus conclusiones finales en base a los datos obtenidos en este lugar y al resultado de la investigación de los forenses, quienes compararán medidas como la distancia entre la nariz y la boca y utilizarán fotografías digitales de alta resolución para crear un modelo virtual de las cabezas.

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Otra parte del equipo está investigando el éxodo desde una perspectiva histórica para averiguar cuánto se puede comprobar del relato bíblico. El Antiguo Testamento cuenta que la nación hebrea vivía esclavizada y sojuzgada en el Egipto de los faraones. Aterrado ante el crecimiento demográfico del pueblo judío, un gobernante decretó la muerte de los hijos varones para evitar una posible rebelión. Uno de ellos escapó. Su madre huyó de los soldados con el niño en brazos y al llegar a un río cercano lo acomodó en un moisés que lo llevó a salvo a través de las aguas. Una mujer de la realeza egipcia lo encontró y, teniendo piedad de él, lo adoptó para criarlo como a un príncipe. Años después, el joven encontró a un soldado maltratando a un hebreo e incapaz de contener su enojo, lo asesinó y huyó al desierto. Allí caminó sin destino por varios días hasta que pudo establecerse como pastor. Se casó, tuvo dos hijos y comenzó una vida alejada del lujo y el poder. Sin embargo, todo cambió 40 años después. Escuchó la voz de Dios que desde un arbusto en llamas, le ordenó que se presentara ante el faraón para lograr la liberación de su pueblo.

Ante la negativa real, diez plagas cayeron sobre el país y sembraron la incertidumbre y el pánico. Solo la última fue lo suficientemente terrible para quebrar la resistencia de Ramsés II. Cuando su hijo y todos los primogénitos sucumbieron ante la ira de Dios, dejó que los hebreos se marcharan de Egipto. Poco tiempo después se arrepintió pero ya era demasiado tarde: con ayuda divina, Moisés dividió el Mar Rojo y lo cruzó, pero la furia de sus aguas cayó sobre los soldados que los perseguían para evitar su huida.

Desde una perspectiva histórica, aún no se comprobó si el gran líder existió o si era egipcio o hebreo. Muchos investigadores creen que su biografía y la épica que protagonizó podrían haber sido creadas a partir de distintas leyendas y hechos reales, pero nadie sabe a ciencia cierta si fue un hombre de carne y hueso. Quizás, la nueva investigación contribuya a revelar alguna relación entre uno de los hombres más enigmáticos de la Biblia y la misteriosa muerte del joven príncipe de Egipto.

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Los restos descansaban en la mayor tumba subterránea encontrada hasta hoy, que es un laberinto de 100 habitaciones.

Para saber más,  vea El castigo de Ramsés ¿divino o terrenal?, el miércoles 6 de abril a las 9 p.m. en Discovery Channel.