Está bien que nos guste tener feriados legítimos, pero que se usen como ineficaz arma política, es el colmo.

Bien por nuestras autoridades regionales y las fuerzas vivas que impidieron el caos que esto hubiera generado.

Publicidad

¿Se cree el coronel que este país es un cuartel del que puede disponer a su antojo?
Ya es tiempo que reconozca que Carondelet le queda demasiado grande, y que con el único acto digno que realizaría durante su gobierno, decida retirarse, pero esta vez sin echarse para atrás.

Dora M. Fassio
Guayaquil

Publicidad

Me dirijo a los que se encuentran en los poderes de Estado.
¿Acaso creen que los ecuatorianos estamos dormidos? ¡No es así!

Estamos viendo cómo se reparten el país pisoteando las leyes y la Constitución. Se nos ríen en la cara cobrando onerosos sueldos sin hacer nada productivo. Gracias a sus malos actos, quedan descalificados ante los 12 millones de compatriotas. Los valores ya pasaron de moda para la camada política, y en consecuencia, se perdió toda vergüenza de la cual hacen gala.

El coronel Lucio Gutiérrez llegó al poder con el discurso de combatir la corrupción y trabajar diferente a los políticos de siempre, pero lo primero que hizo fue aliarse a los políticos de siempre y abonar la corrupción.

En el Congreso la perla mayor fue borrar de un plumazo la CSJ (Corte Suprema de Justicia) y el TC (Tribunal Constitucional). Ahora, se están peleando las vocalías del TSE (Tribunal Supremo Electoral). Viven un mundo egocéntrico, se han olvidado de quienes les dimos el voto.

No hay preocupación por mejorar la educación, seguimos con el problema de la inseguridad, fuga de talento, niños de las calles; las cárceles siguen siendo escuelas del delito; ¿de qué sirven el petróleo, banano y las exportaciones no tradicionales?

No hay credibilidad en los poderes de Estado, clase política. Si aún les queda sentido común, deben trabajar por el bienestar de los ecuatorianos.

Julio César Navas Pazmiño
Guayaquil

Nuestro Mandatario se autodenomina “dictócrata”. Esa palabra se ha usado como insulto y término despectivo, tanto en Venezuela por el coronel Hugo Chávez contra la oligarquía conspiradora antichavista, como por los mexicanos contra el otrora totalitarismo del PRI.

Pero en en Ecuador, es Lucio Gutiérrez quien lo asume para sí, sin darse cuenta de que está autoinsultándose.

Nuestro “dictócrata” anda tan arrevesado creyendo que gobernar es únicamente hacer juegos de palabras, que ya es hora de cumplir el consejo dado desde Guayaquil a Latinoamérica, en 1977, por el escritor colombiano Germán Arciniegas: “Para poner las cosas al derecho, ¡comencemos poniéndolas al revés!”.

Juan Gilbert Rizzo
Guayaquil

Términos como dictócrata, usados por el coronel Gutiérrez, se originan de arrevesados verbos, engatusadas estrategias, juegos improvisados con el apurado entusiasmo de salir de paso, que destemplan sus propios estilos divulgando desbordante resentimiento, y no la reflexión.

No es de admirarse ni sorprenderse escuchar aberraciones de esa naturaleza (“dictocracia”) y las seguiremos escuchando hasta que termine su periodo, que es su estrategia principal para nuestra desgracia, por unos años más.

Ing. Eduardo Gómez Mendoza
Guayaquil

¿Qué es lo que pasa en el país?, en todas las ciudades diariamente aparecen manifestaciones de personas que protestan por alguna razón contra el Gobierno.

No cree usted señor Presidente que una pregunta importante en la consulta popular que piensa hacer, para su propia tranquilidad debería ser: “¿Está usted de acuerdo con la gestión del gobierno del coronel Lucio Gutiérrez?”.

Creo que también debería agregar otra pregunta más que diga: “¿Considera usted que los diputados que abandonan voluntariamente o son expulsados del partido político que los llevó al Congreso, deben perder automáticamente su curul? Talvez así el pueblo ecuatoriano dejaría de mantener una casta de cuervos que se enriquecen vendiéndose al mejor postor.

Xavier Vallejo Iturralde
Guayaquil

Ahora último, más que nunca y descaradamente, estamos presenciando la mentira como forma de hacer política y vida diaria, de quienes nos gobiernan.

Mentiras para limpiar otras mentiras. Ingeniero, coronel, Presidente: usted no es el mismo por el que votamos, al que creímos, en el que pusimos las esperanzas de todo lo que ofreció. “Voy a pelear por erradicar la corrupción”, dijo usted, y la primera semana de gobierno vimos con frustración que comenzaba el festín de repartición de cargos con monumentales salarios y poder sin fin. ¡El nepotismo es corrupción!

Perdí toda esperanza y me arrepentí de haber sido engañado. De ahí en adelante hemos presenciado una tras otra las mentiras suyas y de su gente. Pudo pasar a la historia como el Presidente que reconstruyó el Ecuador, pero no por lo que vemos por sus actos, asesores, amigos, familiares, y por la cantidad de mentiras con las que tratan de engañarnos. ¡Y yo tengo parte de culpa por haber creído en sus mentiras y votado por usted!

Santiago X. Cobo M.
Guayaquil
¡Basta de teatro! El coronel representa el pésimo show que sus asesores le han enseñado, y que es lo único que parece haber aprendido en todo este tiempo. Está equivocado si cree que se lo eligió Presidente del Ecuador para que se vaya contra todas las personas; si son deudoras, cóbreles y avise cuando lo haya hecho.

No puede utilizar las mismas artimañas de los políticos corruptos que dice combatir, para que con el cuento de despolitizar ciertas instituciones del Estado, las entregue a otro grupo familiar. El pueblo ya está cansado de lo mismo, de payasadas. No lo diga coronel, hágalo y talvez algún día usted termine creyéndose.

Marco A. Mayorga Fiallos
Guayaquil

Demasiado tiempo ha transcurrido desde que empezaron los atropellos en las tres funciones del Estado, con un desacato a las leyes.

Los 12 millones de ecuatorianos nos encontramos ante el peligro de estar viviendo nuevamente los aciagos días, durante los que se preparaba la caída de los presidentes más corruptos de la vida republicana del Ecuador, con la ingrata particularidad de que esta vez se aprecia mayor prepotencia en el mandatario coronel Lucio Gutiérrez, como en diputados y ministros de la Corte Suprema, considerada espuria, que minimizan a la oposición como que es solo de los oligarcas y no del pueblo.

Es espantoso el desbarajuste provocado por la irreflexión y testarudez de quienes protagonizan semejantes ilegalidades, irrespetando la Constitución; y lo peor, en medio de paros y protestas que van generalizando más el descontento y la aflicción de todos.

Ángel Verdezoto Pazos
Riobamba

Creo que el mayor problema que tenemos los ecuatorianos es cómo hacer para que nuestro Presidente retire lo dicho, como aquello de declararse “dictócrata”, que resulta algo molestoso para nosotros, su pueblo.

Veamos unos cuantos significados de esta palabra que yo he sacado de los diccionarios: “Ordenar a seguir y asumir todos los poderes de un Estado.

“Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a su pueblo, y creo que no vale la pena seguir”.

Parece que el Presidente se ha olvidado quién le dio ese privilegio de gobernar un país rico y bendecido como lo es nuestro Ecuador: su pueblo.

Parece que le hacen falta los tres libros más importantes que debe tener toda biblioteca: la Biblia, el manual de Carreño y un diccionario.

Gina Flores Argüello
Guayaquil

En Ecuador la política cada vez es más violenta. No puede ser posible que los mismos sigan en la política, ni que algunos a pesar de haber sido acusados de robo y otras malas cosas, sigan presentes en elecciones como candidatos como si nada hubiera pasado.

Debería ser un delito de campaña ofrecer todo y que luego cuando ganen miren con desprecio a la gente. Si no cumplen algo –en los primeros seis meses– de las cosas que ofrecieron, deberían salir de sus cargos y meterlos presos por engañar.

Estamos ya en el suelo, hay cada vez más injusticia. Para las próximas elecciones ya aparecen los que quieren gobernar y están viendo dónde van a robar, porque saben que aquí no hay condena para el que comete delitos.

Fernando Fadul
El Guabo

De cuando en cuando regreso al Ecuador (mi residencia está en Nueva York, Miami y Los Ángeles) y siempre encuentro el mismo desaliento ciudadano.

Decenas de “soluciones” se dan para cambiar la Corte Suprema que antes la gobernaban otros partidos políticos; y vemos a ese mismo Congreso que sesiona todos los días o mejor dicho, unas pocas horas, cuatro veces a la semana.

Es que prevalece el interés del “jefe supremo” o del “líder indiscutido” que maneja congresistas a través del celular, en demostración inequívoca de dependencia.

Los diputados deberían ser liberados de “obediencia partidista”; esto, más la eliminación del celular dentro de la sala de sesiones, podría beneficiar al país y a su democracia. Un pensamiento libre de presiones y de intereses puede encontrar la solución a lo que ahora es un empantanamiento espantoso.

Un país pobre como Ecuador (pese a que produce más de 500.000 barriles diarios de petróleo, sin que nadie sepa a dónde va a parar el dinero por su venta) se da el lujo de tener 31 miembros “cortesanos”.

Estados Unidos, el país más rico del mundo, tiene solo nueve jueces supremos que los nombra el Presidente de la República y los confirma en el Congreso, donde la mayoría republicana actualmente prevalece sin que la minoría demócrata lance fuego granado sobre la mayoría. 

Eso es civilización y lo que deben aprender los políticos de nuestro “ingobernable” país, cuyos 100 congresistas son incapaces de nombrar al Contralor de la Nación por cerca de tres años.

Guillermo Valencia León
Guayaquil

En la última contramarcha de la Capital de la República, encontramos que en el entorno que rodea al Presidente, lo engañan a mansalva. Al amanecer de ese día, llegaron a Quito cientos de buses cargados de burócratas que fueron obligados a concurrir desde Cuenca, Guayaquil, Manabí y demás oficinas públicas, so pena de perder sus trabajos.

Después de la forzada manifestación esos cientos de buses regresaron a sus provincias a los miles de mal anochados empleados públicos.

Ilusión con que ciegan a Lucio al sentirse respaldado por turba ajena, que no tiene nada que hacer patrióticas marchas del pueblo.

Actitud negativa y desleal de un cerco que lo rodea y que condenará (al Mandatario) a ser siempre víctima de silbatinas y abucheos; en lugar de aconsejarlo que sea tolerante, atienda y resuelva los reclamos, que peligrosamente avanzan y se multiplican.

Ing. Carlos Saavedra Idrovo
Guayaquil

Hablar de la corrupción y algo más, es hablar del sistema de vida de los ecuatorianos. Esta afirmación suena infame a los oídos de los que creen y dicen ser la excepción de la regla. Pero, como en el libro Fuenteovejuna, se pregunta:  ¿Quién mató al Comendador? La respuesta es:
“Fuenteovejuna”. Es así como en nuestro país preguntamos: ¿Quiénes son los corruptos? Todo el Estado, señores; recurro a esta analogía ya que la realidad es increíble.

Los que afirmamos no ser corruptos, solo tenemos que recurrir a ese archivo olvidado y saqueado de nuestra memoria y preguntarnos si alguna vez, ¿no dimos una coima (propina) a cualquier tramitador, policía, vigilante...? ¿O no engañamos a nuestros padres, profesores, amigos...? ¿O votamos por un político pensando que es el menos malo?

O si alguna vez, ¿estuvimos de acuerdo con alguna ley, norma o reglamento que favorezca nuestros intereses y perjudique a otros? ¿Vimos robar, asaltar o ver cómo los políticos se enriquecen, etcétera, y no reaccionamos o protestamos?

La lista del cuestionario podría seguir, y si después de esto, alguien está libre de culpa, si es la excepción que confirma la regla; podemos decir que los ecuatorianos sí podemos cambiar esta realidad, solo proponiéndonos y repitiéndonos a nosotros mismos:  “¡Ya basta!”.

Arq. Ilin Alfonso Galindo Huacón
Guayaquil