Por primera vez, la esperanza de vida de un francés, hombre o mujer, superó los 80 años en 2004, lo cual le sitúa en primer lugar de Europa y segundo del mundo, por detrás de Japón, según datos del Instituto nacional de estudios demográficos (Ined).
 
Las francesas siguen viviendo más tiempo que los hombres: 83,8 años (contra  a 82,9 en 2003) frente a los 76,7 años de los hombres (contra a 75,9 años en  2003).
 
En 2003, la esperanza de vida se estancó debido a la mortalidad fuera de lo  normal provocada por la ola de calor de agosto, que dejó un saldo de unos  15.000 muertos.
 
"Pero si comparamos con 2002, la esperanza de vida avanzó 10 meses en dos  años. Es mucho más tiempo que la tendencia de los últimos 50 años, en los que  la esperanza de vida aumentó a un ritmo de tres meses por año", según el Ined.
 
Este avance es una tendencia después de dos siglos y medio pero se vio  brutalmente interrumpida en Francia por las guerras de Napoleón, la revolución  de 1870 y las dos guerras mundiales.
 
Hoy en día, la mortalidad infantil alcanza niveles muy bajos y la esperanza  de vida "progresa gracias al éxito registrado en la lucha contra la mortalidad  entre los adultos", según el Ined.
 
En concreto, se celebran los avances en la lucha contra las enfermedades  cardiovasculares y el cáncer, que han hecho retroceder la muerte en adultos  desde 1970.
 
"La muerte por cáncer, que había aumentado, retrocede poco a poco gracias a  diagnósticos precoces y a la disminución de comportamientos de riesgo como el  consumo de tabaco o alcohol", según este informe.
 
El Ined estima que la población de Francia el 1 de enero de 2005 era de  62,4 millones de personas.