El Mandatario dijo que pondrá a consideración su cargo al Congreso para que este decida.

El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, anunció anoche en un mensaje televisado que hoy presentará su renuncia al Congreso de su país, ante las amenazas de bloqueo de carreteras por parte de dirigentes indígenas.

El mandatario boliviano, que asumió hace un año y cinco meses, identificó al líder y diputado cocalero Evo Morales, y al dirigente de Juntas Vecinales, Abel Mamani, como los responsables de un clima de incertidumbre en el país con el anuncio de paros y bloqueos.

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El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, anunció anoche la dimisión de su cargo en un mensaje a la nación, transmitido por las emisoras de radio y televisión estatales. Mesa dijo que entregará su renuncia al Congreso de la Nación a primera hora de hoy.

El mandatario justificó su inesperada decisión ante las amenazas de bloqueo de carreteras, cuyo inicio está previsto para hoy, por parte de las organizaciones campesinas aliadas del Movimiento Al Socialismo (MAS), que lidera el dirigente cocalero Evo Morales.

El Jefe de Estado sostuvo que no está dispuesto a gobernar “en función de locuras” de sectores y de grupos que amenazan diaria y constantemente al país.

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Mesa tomó posesión de su cargo el 17 de octubre de 2003, sucediendo constitucionalmente al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, de cuyo gabinete formó parte como vicepresidente desde el 6 de agosto de 2002. Su mandato debía concluir en agosto del 2007.

En caso de que el Congreso acepte la dimisión de Mesa, de acuerdo con la Constitución el sustituto en el cargo será el presidente de la Cámara de Senadores, Hormando Vaca Díez.

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En su discurso, que duró unos 45 minutos, el aún gobernante boliviano censuró la actitud del jefe del MAS, por “poner al país en jaque” con sus amenazas de dirigente sindical.

Mesa dijo que la exigencia del partido de Morales, de aprobar una nueva Ley de Hidrocarburos con un incremento de los precios del 18 al 50%, no es compartida por la mayoría de la población.

También criticó al líder de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de la ciudad de El Alto, Abel Mamani, que se pronunció en favor de la radicalización de la huelga en esta urbe con el fin de lograr la expulsión de la trasnacional francesa Suez.

“No estoy dispuesto a hacerle a usted el juego de la irresponsabilidad, en una comedia vergonzosa que nos está llevando a la destrucción de Bolivia”, señaló Mesa a ambos dirigentes poco antes de terminar su alocución.

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El dirigente Evo Morales acusó a Mesa de seguir los dictámenes de las empresas petroleras al no aceptar el incremento de las regalías hasta el 50%.

El Mandatario, luego de leer su mensaje, recibió adhesiones de ciudadanos reunidos en la  plaza de armas de La Paz, sede del palacio de Gobierno.

Centenares de personas se dirigían espontáneamente a la Plaza Murillo,  donde también se halla el edificio del Congreso Nacional, mientras en otras  zonas populares la gente se iba congregando en centros públicos para pedir la  continuidad de Mesa, mostraron imágenes de la televisión.

El analista independiente Jorge Lazarte se inclinó por la sucesión en la  línea constitucional y consideró que, en caso de no establecerse un pacto  social y político para la continuidad de Mesa, debería llamarse a elecciones.

En tanto, el ministro de la Presidencia, José Galindo, dijo que Mesa “puso  a consideración su renuncia”, la misma que “debe ser considerada por el  Congreso, que debe tomar una resolución” al respecto.

Una votación del Congreso podrá mantener a Mesa en la presidencia de  Bolivia, según los cánones constitucionales.

Periodista e historiador
Periodista e historiador, Mesa entró en la política en 2002, cuando aceptó abandonar la televisión para formar parte, en calidad de candidato a vicepresidente, del proyecto de Sánchez de Lozada, ganador de las elecciones en agosto de aquel año.

De actuar como un implacable comentarista político ante las cámaras, pasó a tener un perfil bajo en el nuevo gobierno, lo que posteriormente redundó en beneficio de su popularidad, cuando comenzó la caída de su compañero en el poder.

En apenas catorce meses de gestión, Sánchez de Lozada dijo adiós al sillón presidencial al ser incapaz de hacer frente a las protestas sociales contra su gestión, centradas en la oposición a un proyecto de exportación de gas a Estados Unidos y México por un puerto chileno.

Las consecuencias de la represión policial y militar en las calles, causante de decenas de muertos, llevaron a Mesa a retirar su apoyo al que fuera su mentor, cuatro días antes de la renuncia del gobernante, en un gesto que le colocó rápidamente como la mejor opción de cambio. Mesa ha sido el presidente número 64 de la historia de Bolivia y el octavo desde la reinstauración de la democracia, en 1982.