El autor de ‘El retrato de Dorian Gray’ gastó fortunas en lujos culinarios y fue condenado a prisión por sodomía.

El escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900) demostró ser un hedonista manirroto (liberal) antes de caer en la desgracia por un escándalo de homosexualidad y verse abrumado por las deudas y encarcelado, según documentos legados a la Biblioteca Británica.

Varios menús de restaurante y cuentas de hotel figuran entre los 1.500 objetos que documentan el ascenso y la caída de un hombre que pasó del hedonismo más absoluto a la vergüenza pública en el Londres victoriano.

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Un menú, firmado por Oscar Wilde en 1891, revela su afición a las ostras y a las trufas.

En el reverso, el autor de El Retrato de Dorian Gray afirma así su filosofía de la vida: “La única forma de superar una tentación es sucumbir a ella”.

En abril del año 1883, el escritor irlandés recibió una factura del Grand Hotel Voltaire, de la capital francesa, que muestra que todos los días cenaba judías, tres huevos hervidos y una ensalada, así lo informa el diario británico The Times, que da cuenta del legado.

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Wilde pedía además al personal del servicio del hotel que le subiese botellas de coñac a la habitación, desde la que tenía una estupenda vista sobre el Sena, mientras escribía la obra de teatro La Duquesa de Palma vestido con un batín en un intento de emular a Balzac.

La mala acogida de aquella obra fue una auténtica ducha de agua fría para el escritor, que había gastado 300 francos semanales, entonces una fortuna, en toda suerte de lujos culinarios.

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Los documentos incluyen un retrato que le hizo al lápiz Toulouse-Lautrec a raíz del estreno parisino de su obra Salomé, cuando Wilde estaba ya en la cárcel tras haber sido condenado por sodomía en 1894, así como una caricatura nada halagadora de Max Beerbohm, que le muestran con una figura oronda.

También figuran en la colección, legada a la Biblioteca Británica por la bibliófila estadounidense Mary Hide Eccles, una edición de sus poemas, que Wilde dedicó a su esposa, Contance, así como 300 cartas autógrafas, entre ellas su correspondencia con su aristocrático amante Alfred Douglas.

Entre ellas se encuentra la nota que escribió a este último en su habitación del hotel Cadogan, de Londres, poco antes de ser detenido y en la que le pedía que le ayudase a conseguir una fianza.