El célebre de carnaval de Venecia, cuya magia y fama atrae a miles de turistas de todo el mundo cada año, es una de  las fiestas más populares y antiguas de Europa, fascinante por sus máscaras y su embrujador decorado.
 
La imagen de la nariguda máscara del doctor de la peste, que abarrota los talleres de la ciudad y símbolo para muchos de la fiesta veneciana, surgió allá por el siglo XI, cuando la ciudad comenzaba a ser azotada por las  enfermedades.
 
En el siglo XII, cuando Venecia era una potencia temida y triunfaba en el  Mediterráneo, logrando inclusive frenar la gran peste del 1327, el carnaval fue  declarado festividad pública.
 
Durante las celebraciones carnavalescas, con sus cantos de gesta y fiestas  mundanas, se narraban acontecimientos históricos y se mezclaba realidad e  imaginación, como parte del ingrediente festivo.
 
La victoria de la llamada "Serenissima" sobre los turcos, en 1571 en la  batalla de Lepanto, inspiró varios carnavales.
 
En el siglo XVIII el carnaval de Venecia logró su máximo apogeo. A él  acudían aristócratas provenientes de todo el continente y no era raro que los  príncipes europeos se escaparan para divertirse y disfrutar de la riquísima  estación lírica programada durante las fechas.
 
Con la decadencia de la ciudad y su pérdida de poder, el carnaval perdió su  esplendor y hace tan sólo 20 años que volvió a recuperar el espíritu, gracias a  las fiestas y espectáculos teatrales callejeros que la alcaldía organiza entre  sus cientos de canales y plazoletas.
 
En el pasado el carnaval servía para subvertir jerarquías y clases sociales  y "cualquier cosa era posible", como decía el lema, por lo que nobles y  plebeyos solían participar del desenfreno y las fiestas que se organizaban en  calles y palacios de la ciudad de los 118 islotes, eso sí, parapetados tras el  anonimato de las máscaras.
 
Pero ahora se convirtió en una kermesse turística, convulsionada por el  millón de visitantes que suele acudir cada año.
 
El tabarro (una especie de capa negra), el tricornio (sombrero de fieltro  de tres puntas), la larva o volto (máscara negra o blanca, hecha de cuero o de  cartón piedra) forman parte de la indumentaria clásica del disfraz veneciano  que, hoy, se han transformado en elementos tras los cuales se disimulan masas  de turistas japoneses, franceses o estadounidenses con sus morrales y botellas  de coca-cola.
 
Para atraer de nuevo a los venecianos, que desde hace algunos años huyen  durante la temporada, la alcaldía de Venecia organizó eventos que involucran a  su población.
 
En 2005 fueron programados además de los eventos tradicionales, como "Il  volo della colombina" (El vuelo de la palomita) y el cortejo de disfraces,  numerosas obras de teatro, lecturas de poesía y conciertos.
 
Bajo el lema "La lista de máscaras y la fiesta de los teatros", la edición  de este año propone un carnaval más cultural, de mayor nivel, que devuelva  "Venecia a los venecianos", como aseguró el asesor de Cultura, Armando Peres.