A víspera del mes del derrumbe los agricultores de esta zona esperan poder recuperar su tierra.

El lugar semeja una cantera en donde recién detonó una carga de dinamita. Unas pocas plantas de coliflor que aparecen bajo las rocas  quedan como evidencia de un pasado próspero, de trabajo, que quedó sepultado por toneladas de piedras hace un mes luego de un torrencial aguacero.

Publicidad

El sitio en desgracia se llama Pishilata, una parroquia urbana de Tungurahua, irónica definición para un sector apartado de la ciudad, en donde habitan cerca de un centenar de familias y que tiene limitados servicios básicos e infraestructura.

La tragedia que arrasó sus tierras se produjo el pasado 24 de diciembre, cuando los pobladores de Pishilata tuvieron la Navidad más triste que recuerdan.

Publicidad

“Eran las cuatro de la tarde y llovía torrencialmente, cuando de repente escuchamos un estruendo, salimos y vimos que parte del cerro se derrumbaba. todos corrimos a buscar refugio”, recordó Rocío Moreta, quien perdió cuatro hectáreas de cultivos de col, acelga, apio y choclo.

María Matilde Arcos también fue parte de la tragedia, aunque ella invoca la acción divina para justificar que no hubiera desgracias humanas. “Con un grupo de vecinos corrimos a buscar refugio en la iglesia; el agua entró en todas las casas menos en el templo”, indicó.

La vivienda más afectada por el aluvión fue la de Cristóbal Lalaeo. La planta baja de la construcción de dos pisos quedó sepultada por toneladas de piedra y lodo.

“Pude sacar a mis dos hijos cuando la tierra entraba por las ventanas y puertas”, recordó Lalaleo, quien ahora vive con sus suegros mientras busca el dinero para poder reparar su casa.

Mingas
Al mes de la tragedia, la población de Pishilata ya no es la misma; aún quedan evidencias del aluvión. Su suelo, el que era el sostén de la economía, luce agrietado, inservible. “Lo único que podemos sembrar son piedras”, dijo Fresia Flores, mientras señala el otrora fértil suelo ahora cubierto de rocas.

La mujer no pudo contener las lágrimas al recordar que de este sitio salían dos veces por semana seis camionetas cargadas con legumbres hacia los mercados de la zona. “Ahora no tenemos ni para preparar la comida de la familia”, señaló.

Sin embargo, en este momento difícil los habitantes de Pishilata tratan de reparar el daño de la naturaleza en una titánica tarea conjunta: remover a pulso las piedras que cubren sus campos.

“Trabajamos en la mañana y tarde, aún no podemos recuperar las parcelas porque hay demasiado lodo acumulado”, señaló Isaías Flores.

En la actividad participan todas las familias, los hombres y mujeres hacen similar actividad, aunque un grupo de estas últimas prepara la comida para los que trabajan.

El morador expresó resignado que es lo único que pueden hacer mientras esperan la ayuda del Ministerio de Agricultura o de otra entidad estatal para que rehabilite las tierras y volver a trabajar en lo que han hecho por décadas y  les sirve de sustento.

“Solo le pedimos a Dios que no vuelva una creciente”, enfatizó Flores mientras recogía una de las tantas piedras que cubren su terreno. 

PARROQUIA

UBICACIÓN
Pishilata está ubicada a 12 kilómetros de Ambato, al suroeste. Aunque es parroquia urbana sus vías de acceso son de tierra y carece de servicios como teléfono y una línea de transporte.

AYUDA
La mayoría de los habitantes señaló que la ayuda de las entidades estatales fue en alimentos, palas y ropa, además de maquinaria para habilitar las vías de acceso. También llegaron donaciones de personas caritativas.

VÍA DE ACCESO
Los moradores de la parroquia  realizaron una minga para rehabilitar la vía de acceso a la población, destruida por la tormenta. Los residentes rellenaron el tramo en el sector de la descarga del colector marginal.

EMERGENCIA
El gobernador de Tungurahua, Juan Carlos López, pidió al Gobierno que se declare en emergencia a esta zona para poder agilitar la ayuda económica y rehabilitar las vías y las tierras cultivables de los residentes.

VIVIENDAS
Voceros del Ministerio de Vivienda anunciaron que la entidad reconstruirá dos casas que serán demolidas totalmente y reparará las que presenten daños.

AGRICULTURA
La totalidad de las familias que viven en esta parroquia se dedica a las actividades agrícolas.