Un sacerdote conocido por su obra social en El Alto, la ciudad más pobre de Bolivia, celebró el lunes entre ladridos y trifulcas caninas una misa en el día de San Roque, el patrono de los perros.
 
El padre Sebastián Obermaier, un religioso alemán residente desde hace 30 años de la populosa ciudad obrero-campesina contigua a la de La Paz, bendijo a cientos de canes, tras la tradicional misa y una procesión por la plaza de Villa Adela, un barrio de El Alto.
 
Acompañados por sus amos, los canes, muchos de ellos adornados con multicolores serpentinas y flores de papel en el día de su Santo, desfilaron por la parroquia "Cuerpo de Cristo", conocida entre los 700.000 habitantes de El Alto por la labor que Obermaier desarrolla en favor de los pobres, especialmente los niños.
 
Los perros, en su gran mayoría "chapis" (ordinarios, en lengua aymara) --aunque también algunos de raza, como pastores alemanes--, recorrieron bulliciosamente la plazuela antes de volver al patio del templo y ser rociados con agua bendita.
 
"Pirata", un enorme "chapi" blanco con manchas negras, protagonizó varias peleas con algunos menos aventajados adversarios.
 
"Es bastante bravo, pero es un gran compañero (...) Lo traigo para la bendición, porque tengo mucha fe en San Roque", dijo el artesano Gonzalo Fernández, el amo del belicoso can.
 
Escasos devotos conocían en Villa Adela que San Roque fue hijo de un gobernador francés, nacido en 1378, que dedicó su vida a los pobres y a quien se le atribuyeron diversas curas hasta caer enfermo y ser milagrosamente asistido en una caverna por un perro.
 
"Cuiden mucho a éste (el perro), que es el mejor y más leal amigo de cada uno de ustedes", instó el sacerdote Obermaier a los fieles.