En Guayaquil se exhibe ‘Cómo voy a olvidarte’, que recoge anécdotas de la vida del cantante Segundo Rosero, matizadas  con una historia de amor.

No es una película sobre su vida, pero el cantante rockolero Segundo Rosero luce como el galán de la historia en la cinta Cómo voy a olvidarte, que se estrenó el jueves pasado en Guayaquil.

La trama, complementada  con paisajes de Ibarra –ciudad natal de Rosero– empieza con la aparición de la modelo y actriz colombiana Ana Cristina Botero, quien interpreta a Aurora Plaza, la  hija de un político que  es candidato a la presidencia de la República.

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Escapando del recuerdo de haber visto a su padre asesinar a un dirigente sindical, Aurora llega a Ibarra y conoce a un periodista, que la ayuda a huir  de los empleados de su padre. Por casualidad, ambos se encuentran  con el cantante y nace una historia de amor entre Aurora y Segundo Rosero.

El cantante rockolero, quien no asistió al estreno de la película en Guayaquil porque viajó recientemente a los Estados Unidos,  está presente desde el inicio hasta el fin en el filme, aunque se dedican pocas escenas a su biografía.

De hecho, el título de la cinta nació de un tema que interpreta Rosero: “Cómo voy a olvidarte/ si estás prendida en mí/ cómo voy a olvidarte/ si te llevo en mi ser. ..
Ay si supieras de veras/ lo que eres para mí/ eres más que mi amor/ la razón de mi vivir”.

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En el  filme, dirigido por Bernardo Cañizares, Rosero le dedica esta canción a Aurora. Según Irene Torres, productora ejecutiva de Cómo voy a olvidarte, fue difícil hallar   una actriz ecuatoriana dispuesta a la escena del desnudo.
“Afortunadamente, encontramos en Ana Cristina a la perfecta coprotagonista”, comenta.

Juan Carlos Morales Mejía, autor del libro  Cómo voy a olvidarte (Las siete vidas de Segundo Rosero), participó en la elaboración del guión junto con  Cañizares.
“Consulté excelentes estudios sobre el fenómeno de la música popular y también constaté que a veces, lo que se entiende como marginalidad es en realidad parte de las mayorías”, sostiene Morales en las páginas del volumen.

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El largometraje, que ofrece amplias vistas de montañas, lagos y valles bucólicos ecuatorianos, se filmó en septiembre del año pasado con la participación de 5.000 extras. Irene Torres afirma que los costos de producción ascendieron a 80.000 dólares, y que el Municipio de Ibarra y compañía  Ilensa fueron los  auspiciantes.

La primera experiencia actoral de Rosero, interpretándose a sí mismo, parece haberlo dejado  contento. Torres comenta que el artista  “estaba muy feliz por esta oportunidad única, de recibir un homenaje mientras está vivo”.

Cómo voy a olvidarte muestra cotidianas demagogias de los políticos, pequeños incisos de la violencia en las  provincias fronterizas y habla también de los sueños de la  gente humilde –sobre todo de Segundo Rosero y su infancia huérfana en Pimampiro, rodeado de música indígena, negra y mestiza–. “La música la aprendí de los negros”, dice en un momento del filme.

Antes de su estreno, los realizadores de la película  vendieron los derechos de distribución en video a los Estados Unidos y Canadá. En contraste con la multitud que llenó el coliseo de Ibarra en una de las últimas escenas de la cinta, el estreno de Cómo voy a olvidarte en Guayaquil no fue muy concurrido.  El filme se exhibe en Supercines (San Marino, Sur y Nueve de Octubre). 

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