Las leyes que prohíben que los extranjeros carguen armas en Arabia Saudita cambiarán, tras varios atentados en su contra sucedidos recientemente en el reino.

Hasta el momento, quienes no son ciudadanos, entre ellos  guardias privados de seguridad, no pueden portar armas.

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El ministro del Interior, Nayef bin Abdul Aziz, insistió que harán todo lo posible para proteger a los extranjeros de la reciente ola de violencia, de la que responsabilizan a militantes islámicos.

Los aproximadamente nueve millones de trabajadores foráneos en el reino saudita, que representan la tercera parte de la población, están cada día más nerviosos y muchos  mandaron a las familias a su lugar de origen o al vecino Bahrein.

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Paul Johnson, empleado estadounidense de una compañía de defensa, fue secuestrado y decapitado hace una semana, días después de una incursión en un lujoso complejo en el que se alojaban trabajadores extranjeros en la ciudad de Khobar, que dejó  22  muertos.