La cantante guayaquileña cumple su 10º aniversario de trayectoria musical. Mañana presenta el concierto ‘Simplemente... Beatriz’, en el Teatro Centro de Arte. Para noviembre prepara una nueva producción discográfica. La soprano creó hace poco la banda Grupo de Brasil, que la forman algunas de las personas que estarán mañana para acompañarla en su show. Desde hace cuatro años dirige el coro infantil Juan Pueblo.
Durante sus diez años de carrera artística, la soprano guayaquileña Beatriz Gil Parra ha tratado de no encasillarse en un estilo musical específico, pues, al contrario, señala que disfruta que la consideren una artista capaz de interpretar canciones para todos los gustos.
Publicidad
En sus repertorios siempre reúne música variada. Constan así tangos, boleros, pasillos, albazos, salsa, valses, cuecas, chacareras, samba de Argentina y Brasil, canciones venezolanas, rusas, italianas, mexicanas y en inglés.
Y en el show que ofrecerá mañana, a las 20h30, en el Teatro Centro de Arte (km 4½ vía a Daule), Gil promete que no se escaparán esas melodías que llevan al público a recorrer todo el mundo durante cerca de dos horas. Las entradas cuestan $ 15 y $ 25.
Publicidad
La soprano define su trayectoria como difícil, porque hubo una transición entre ser una cantante de piezas clásicas, de aquellas que se paran frente a un escenario e interpretan junto con orquestas o piano y no hacen nada más, a lo que es hoy una cantante popular, que interactúa con el público y lo convierte en parte importante del espectáculo.
“Ahora puedo decir que soy una cantante popular y me enorgullezco de eso, porque es un trabajo muy complejo que conlleva a tener conocimiento de los géneros que cantas. Es un trabajo de investigación, de estudio y de entrega”, explica Gil, quien no revela la edad por consejos de su madre, la también soprano Beatriz Parra.
La intérprete, que hizo estudios musicales desde pequeña y que se graduó de directora coral y cantante en Rusia, ha grabado cinco álbumes. En el último, Guayaquileños de corazón (2002), incluye una composición, lírica y musical, suya la cual escribió mientras iba en su automóvil. “Los primeros recuerdos que se me vinieron a la cabeza fueron cuando crecí en el barrio Las Peñas. De hecho la primera estrofa trata sobre ese espacio físico”, afirma.
Gil tiene dos hijos: Enrique –fruto de su primer matrimonio con el músico Luis Silva Guillén–, de 20 años, y Sebastián (7) –resultado de su unión con el músico David Medrano–. El primero hizo estudio musical en el país y hace cinco años la acompaña con su voz o algún instrumento en sus recitales. El segundo está aprendiendo piano.
Señala que para seleccionar los temas del programa de sus shows siempre cuenta con la ayuda de su padre, el director coral Enrique Gil Calderón, quien le estructura las melodías por géneros. De sus progenitores, la soprano subraya que asimiló la tenacidad.
Comenta que como anécdotas sobre el escenario rememora que mientras estaba actuando le preguntó a uno de sus coristas qué seguía en la letra, pues no alcanzaba a ver lo que estaba escrito en los papeles. Él le contestó que tampoco veía, por lo que ella optó por inventarse parte de la canción. Asimismo, en otro show pidió un vaso con agua y la engañaron dándole whisky. Ella tomó un gran sorbo. Le dolió mucho la garganta, pero sonrió y siguió cantando.
Gil agrega que se exige perfeccionismo, “sin embargo, no lo hago porque provenga de una familia de músicos sino por pleno desarrollo profesional. Siempre dialogo directamente con el director musical y le digo: En tal parte quiero estos acordes, el piano entra aquí, la batería acá... y así terminamos”.
El percusionista Ricardo Dos Santos será uno de los que acompañará a Gil en su concierto de mañana. Él indica que ella es meticulosa. Alejandro Cañote, quien será el director musical, subraya que la soprano es responsable. Y Enrique Silva, quien será uno de los coristas, refiere que de su madre quiere emular el ser un artista completo.