Trece mártires (doce mexicanos y uno español), asesinados durante la Guerra Cristera en México entre 1926 y 1929, serán beatificados después de que el Papa aprobara ayer en el Vaticano los decretos sobre sus martirios.
 
Se trata del sacerdote mexicano José Trinidad Rangel Montaño, nacido en Dolores Hidalgo en 1887; el misionero claretiano español Andrés Sola Molist, nacido en Taradell en 1895; y el laico Leonardo Pérez Larios, nacido en Lagos Moreno en 1883 y asesinado “por odio a la fe” el 25 de abril de 1927 en Rancho de San Joaquín.

Los otros son el sacerdote Darío Acosta Zurita, nacido en Naolinco en 1908 y asesinado en Veracruz en 1931 tres meses después de su ordenación sacerdotal; el laico Anacleto González Flores, nacido en 1888 en Tepatitlán (Jalisco) y asesinado en 1927 en Guadalajara junto a otros siete laicos; y el también laico José Sánchez del Río, nacido en 1913 en Sahuayo y asesinado en 1928.

Anacleto González Flores era abogado.  De los otros siete laicos, tres pertenecieron a la Acción Católica de la Juventud Mexicana.

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José Sánchez del Río fue asesinado con solo quince años de edad, cuando visitaba la tumba de Anacleto González Flores.

El Vaticano precisó que todos los mártires fueron asesinados “por odio a la fe” durante los años de la persecución religiosa en México y que todos eran “cristianos activamente comprometidos con la defensa de la libertad religiosa y de la Iglesia”.

La Guerra Cristera fue un conflicto armado entre 1926 y 1929 entre partidarios y miembros de la Iglesia Católica y el entonces Gobierno de México, por disconformidad de los religiosos con la aplicación de los preceptos constitucionales relativos a materia eclesiástica.

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El Vaticano también reconoció ayer las virtudes heroicas, primer paso hacia los altares, de la monja mexicana Julia de las Espinas del Sagrado Corazón, cuyo nombre de pila fue Julia Navarrete Guerrero.

Esta monja nació en 1881 en Oaxaca y murió en 1974 en Toluca. Es la fundadora de las Religiosas Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María.

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No se descarta que los trece mártires sean proclamados beatos en Guadalajara (México) si el papa Juan Pablo II viaja a esta ciudad en octubre próximo para la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, al que ha sido invitado.