El otro día fui con mi familia a un  centro comercial que queda en la avenida Francisco de Orellana, dejé mi auto en el parqueadero (sótano) pensando que estaba seguro allí, lejos de los ladrones, pero mi sorpresa fue grande al volver porque mi carro no estaba donde lo dejé estacionado.

En ese momento empecé a buscarlo, estaba desesperado porque andaba con mi esposa y mis dos hijos pequeños. En esa labor demoré más de media hora, hasta que finalmente lo hallé.

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La situación es que lo encontré en un sitio diferente del que lo  dejé. Además, en el interior del vehículo estaba todo revuelto, con señales de que habían buscado cosas para robar.

Le comuniqué lo sucedido a un guardia, quien me dijo que revisara bien mi auto para confirmar qué  se me había perdido, y le contesté que por suerte nada, que solo había sido un susto.

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Después le conversé a una amiga lo que me había ocurrido, me comentó que a ella le  pasó lo mismo y que los ladrones se le llevaron la radio y una maleta con bisutería. Como cliente exijo que en los centros comerciales haya más control, ya que uno confía en la seguridad que supuestamente brindan estos sitios.

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