Pero recuerda, nadie es perfecto y tú lo verás. Talvez mil cosas mejores tendrás, pero un cariño sincero jamás...”. Quienes saben la estrofa de esta canción reconocerán al baladista mexicano Marco Antonio Solís y no a los Enanitos Verdes.

Cuando Marciano Cantero anunció, el jueves pasado, un “par de sorpresas” en la presentación de su banda en la discoteca Fizz, no se refería a “Amores Lejanos”, su última grabación (del 2002). Se refería a su versión de “Tu Cárcel”, que interpreta Solís. Se refería también a temas como “Dolores”, una melodía que cantó Felipe Staiti y que recuerdó a los mariachis.

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¿Mariachis? ¿Los Enanitos Verdes? Sorprende porque Cantero (vocalista y bajista), Staiti (guitarrista) y Daniel Piccolo (baterista) nacieron en Mendoza, Argentina.

Pero eso no significó que, tras 25 años de carrera (se iniciaron en 1979), hayan decidido interpretar canciones ajenas. Para ellos la esencia de su música es la misma de siempre, el rock. Bastaba con escuchar los solos de guitarra de Staiti, quien en muchas ocasiones amagó con breves acordes de temas que identificaron a otros músicos como Joe Satriani o Carlos Santana. Eso sucedió con “La Muralla Verde”, aquella clásica canción que en 1986 los catapultó a la fama, desde su disco Contrarreloj.

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A eso, el melenudo Staiti le agregó otro detalle a sus solos: un destornillador, que sustituyó por unos minutos a sus dedos y le permitía un sonido vaquero.

Las descargas de Cantero, con sus inseparables lentes, y compañía, se iniciaron a la 01h00 del sábado pasado, una hora después de lo previsto.

Con “Dale Pascual”, del disco Guerra Gaucha (1996), segunda canción del recital, hubo un calentamiento. “Por el Resto”, del trabajo Habitaciones Extrañas (1987) y tercera del concierto, venció a la timidez de muchos, especialmente a quienes bordean los 30 años de edad. La nostalgia invadió a quienes vivieron el rock latino que invadió Guayaquil en la década del 80.

“Amores lejanos”, del disco que lleva el mismo nombre y a la vez último trabajo en estudio de la banda mendocina, fue el cuarto tema. Lo que siguió fue un repaso de la trayectoria discográfica de los Enanitos para las mil personas que acudieron a Fizz.

Cantero, Staiti y Piccolo no solo tocan rock, también tienen un reconocido repertorio de baladas, aunque de ellas faltó “Cada vez que te digo adiós”, de Contrarreloj. Ellos  interpretaron “Mi primer día sin verte”, del Big Bang (1994) y “Dame otra oportunidad”, también de Contrarreloj.

Aunque Cantero, Staiti y Piccolo son los que figuran en el escenario, atrás, semiocultos estaban Horacio Gómez (teclados) y Marcelo Lucero (guitarra). El profesionalismo de este último llegó al punto de presentarse, a pocas horas del fallecimiento de Juan, su padre. Por eso Cantero le dedicó la balada “Amigos”, la décima de las quince canciones que la banda argentina tocó en la discoteca.

A las 02h00, los fanáticos le recordaron a la banda que faltaba la canción “Lamento Boliviano”, de Guerra Gaucha. Cantero gesticuló como si no escuchara bien a su público y de inmediato la tocó, entre globos verdes que cayeron desde el techo. Eran las 02h15 y los Enanitos amagaron el final, pero tras el “una más y no jodemos más”, volvieron a escena con la canción de Solís y el clásico “Extraño de Pelo Largo”, de Habitaciones Extrañas con la última descarga de Staiti, en la que frotó las cuerdas de su guitarra contra el micrófono. Así terminaron, con su rock de siempre.