El presidente colombiano, Álvaro Uribe, condenó este lunes el atentado con explosivos perpetrado el domingo contra el Ministerio de la Protección Social, que causó nueve heridos, y ofreció una recompensa de 18.000 dólares por los autores del hecho.
 
Uribe visitó a la medianoche a varios de los heridos de las dos explosiones de artefactos de baja potencia contra el edificio, de más de 20 plantas y situado en el centro de Bogotá. 

Las explosiones, que hirieron a seis policías y tres civiles, se registraron a las 19.30 hora local (00.30 GMT) y, según testigos, la primera carga explosiva, de unos 2 kilos, fue activada a distancia para atraer a miembros de la Policía de un cuartel situado a 100 metros para después detonar la segunda.
 
"No podemos diferenciar entre la Fuerza Pública y el resto de los ciudadanos. La Fuerza Pública está integrada por soldados y policías de familias de la Patria que sienten igualmente el dolor", dijo Uribe al lamentar las heridas sufridas por varios uniformados.
 
El mandatario pidió "proteger por igual al civil que al integrante de la Fuerza Pública" y dijo que una recompensa de 20 millones de pesos, ofrecida por la Policía a quien facilite la detención de los terroristas, debía aumentarse a al menos 50 millones de pesos, unos 18.000 dólares.
 
"Quiero invitar a toda la ciudadanía a que nos ayude a capturar a los delincuentes. La Patria tiene que acabar el terrorismo. Estos terroristas lo único que hacen es quitarle la tranquilidad a los colombianos, afectar a las familias", expresó Uribe al salir del Hospital de la Policía.
 
"No hay ninguna razón política, no hay sino odio y ganas de hacer daño y por eso tenemos que desmantelar estas bandas de terroristas", puntualizó Uribe.
 
Al sitio del atentado acudieron también el alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, y el ministro de la Protección Social, Diego Palacio, quien señaló que, pese a que los atentados provocaron la rotura de vidrios del Ministerio y otros edificios adyacentes, el trabajo de la semana comenzaría sin alteraciones.
 
Palacio declaró hoy que no quería "entrar en el terreno de las especulaciones", pero admitió que el atentado pudo deberse a decisiones de su despacho en materia laboral y huelgas.