Viajo frecuentemente a Manglaralto desde hace 30 años, y recuerdo que llegar allá era una verdadera odisea, pues no había los puentes y para arribar había que esperar la bajamar. Con el tiempo aprendí a querer este bello lugar de nuestra costa y últimamente realicé inversiones para fomentar el turismo y con este objetivo doy trabajo a personas nacidas en Manglaralto; pero no puedo aceptar que a pretexto de trabajar, unos fomenten el ruido y escándalo. Recientemente algunos moradores construyeron cabañas junto a la desembocadura del río, hasta aquí todo estaba bien, ya que creíamos que ahí se instalarían comedores, pero al parecer son lugares que fomentan escándalos; tal como ocurrió el Sábado de Gloria que se realizó un festival playero y colocaron parlantes gigantescos que emitieron ruido ensordecedor desde las 10h00 hasta las 18h00. Aparentemente todo había concluido, ese día, pero a partir de esta última hora señalada, esos aparatos ensordecedores fueron trasladados a una cabaña donde se realizó una fiesta que duró hasta las 09h00 del Domingo de Resurrección. Tal fue el escándalo que turistas que estaban hospedados en hoteles, cancelaron sus reservaciones. Creo que de esta forma no se fomenta el turismo, por el contrario se los ahuyenta. Hago un llamado a frenar esta anormalidad, ya que constituye una violación al derecho al descanso que tenemos las personas, como las que hacen turismo por la Ruta del Sol que buscan la paz.
Ing. Jorge Orellana Yépez
Guayaquil