A su arribo a Guayaquil, efectuado la noche del jueves anterior, la actriz venezolana Ruddy Rodríguez se dirigió al hotel Sheraton.
En el instante en que ingresó al lugar (22h45), las cámaras de televisión, los fotógrafos y los miembros de la Fundación El camino a la felicidad la rodearon. No mostró cansancio por el viaje; al contrario, era pura energía y alegría contagiantes.
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Minutos más tarde entró a una sala para dialogar con los medios de comunicación, pero no lo hizo como otros artistas, que se sientan detrás de una mesa, sino que tomó el micrófono y se acercó a cada una de las personas que querían indagar algo de ella.
Habló no solo de su labor social, sino también de su vida profesional. La conversación concluyó casi a la medianoche.
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