El líder del Partido Socialista Obrero Español  (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, vencedor en las elecciones generales del  domingo, garantizó este lunes que el país contará con una política de  inmigración "más ordenada" en la que la "legalidad será la norma y la  irregularidad la excepción". 
 
"España necesita mejorar la política de inmigración", aseguró el líder  socialista, que asumirá la presidencia española en las próximas semanas, en  sustitución del conservador José María Aznar. 
 
Zapatero se comprometió a crear "gran pacto ante el fenómeno de la  inmigración" en el que se reunirán el gobierno central, ejecutivos regionales,  empresarios, sindicatos y fuerzas políticas. 
 
"Para mejorar la política de inmigración hay que cambiar algunas cosas en  los ámbitos normativos, en la gestión de la administración y especialmente en  la relación exterior mediante los procedimientos de flujos de inmigrantes",  explicó el líder socialista en su primera rueda de prensa tras la victoria del  domingo. 
 
Los inmigrantes deberán gozar de "derechos y políticas sociales y de  integración, pero también de deberes", insistió el dirigente socialista. 
 
La espinosa cuestión de la inmigración dividió a los partidos antes de las  elecciones generales. 
 
En España, país emisor de emigrantes hasta mediados del siglo XX, se ha  convertido en un país receptor, viven 1,64 millones de extranjeros y hasta un  millón de irregulares. De los residentes extranjeros en España, unos 600.000  son latinoamericanos sobre todo ecuatorianos y colombianos, aunque la cifra de  clandestinos supera la oficial, según organizaciones humanitarias. 
 
Con al menos 17 muertos, 28 heridos y varios desaparecidos, la comunidad  latinoamericana fue, después de la española, la más afectada por los cruentos  atentados de Madrid, reivindicados por la red terrorista Al Qaeda, que el  jueves 11 de marzo (11-M) se cobraron la vida de 200 personas. 
 
Al día siguiente de la masacre, el presidente del gobierno José María Aznar  anunció que había ordenado la regularización de la situación en España de todas  las víctimas de los atentados y sus familiares directos (cónyuges, hijos y  ascendientes, en algunos casos). 
 
No obstante, la oferta de Aznar, calificada de "ínfima" por grupos de  inmigrantes, no se ha concretado y los familiares de los fallecidos tienen  miedo de repatriar los cadáveres de sus seres queridos y no poder regresar  después. 
 
"Por ejemplo, hay una viuda ecuatoriana que se niega a salir de España sin  un papel firmado por el gobierno autorizándola a volver", declaró a la AFP  Vladimir Paspuel, responsable de la organización hispano-ecuatoriana  Rumiñanhui, afirmando que "el ejecutivo español ha necesitado estos muertos  para mostrarse finalmente humano" con los inmigrantes. 
 
Durante la campaña electoral, la clase política española coincidió en que  los inmigrantes son necesarios para mantener el nivel actual de la economía  pero discreparon a la hora de decidir cómo gestionar los flujos de migración. 
 
Solo en el 2003, el gobierno repatrió a 92.679 inmigrantes clandestinos, la  mayoría de ellos rumanos y marroquíes. 
 
En diciembre del 2003 entró en vigor en España la tercera reforma de la Ley  de Extranjería, que endurece la lucha contra la inmigración ilegal. 
 
Los socialistas, críticos con las decisiones del gobierno de Aznar con  respecto a la inmigración, en particular la política de contingentes y las  medidas para luchar contra la inmigración ilegal, apoyaron sin embargo esta  reforma en el Parlamento. 
 
Con ella, se introdujo además la obligación para las compañías de  transporte, en particular áereas, de comunicar sus listas de pasajeros a las  autoridades españolas. Según la nueva ley, se otorgará un visado que sirve de  permiso de trabajo y/o residencia "a quien obtenga previamente una autorización  para residir o trabajar". 
 
Además, Aznar fue un firme defensor de las últimas decisiones de la Unión  Europea (UE) de restablecer el visado para países como Ecuador y Colombia.  Cubanos, haitianos, peruanos y dominicanos, necesitan también un visado para  llegar a Europa y por lo tanto a España, tradicional puerta de entrada de estos  emigrantes al territorio europeo.