Es la autora de la novela Yo vendo unos ojos negros, en la cual se basa la telenovela de Ecuavisa.

Se disculpa con un “a esa hora es difícil. La he visto entre dormida y despierta”. Pero lo poco que ha visto, sirve a la escritora quiteña Alicia Yánez Cossío para formarse una opinión y emitir un juicio: de su novela únicamente queda el nombre de la protagonista (María). Destaca, sí, la belleza y la sonrisa iluminadora, como ella la llama, de Giovanna Andrade, la actriz que personifica a María.

Yánez, de 76 años, es autora de Yo vendo unos ojos negros, novela de corte feminista que publicó a principios de la década del 70, y de la cual Ecuavisa compró los derechos, con la finalidad de realizar, basada en esta historia, la telenovela del mismo nombre, que ahora proyecta en el horario de las 21h30, con guión de Ana Montes y la dirección de Rodolfo Hope, ambos argentinos.

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“La base de mi novela es la denuncia a la sociedad de consumo y la utilización que hacen de la mujer los laboratorios de productos de belleza”, dice la autora, en su departamento de Quito, en el que vive con su hijo Luis Miguel (dramaturgo, autor de la obra teatral La Marujita se ha muerto con leucemia), y su nieta Baltazara, la hija de su hijo.

Yánez refiere que el resultado de la telenovela la tiene sin cuidado, porque su libro ya está escrito y, además, porque sabe que una adaptación literal de una obra es imposible. Sin embargo, agrega, esperaba algo “más audaz, más arriesgado, y no la tradicional telenovela a la que nos tienen acostumbrados”. Al público hay que darle lo mejor que se pueda, manifiesta con energía, casi con disgusto.

Luis Miguel, el hijo de la escritora, señala que él cree que Ana Montes, la guionista, ni siquiera abrió el libro de su madre. “Yo vendo unos ojos negros es una telenovela ecuatoriana ¿por qué? ¿porque se filmó en Bucay y Guayaquil?”, se pregunta el dramaturgo, quien afirma que se nota que no se ha investigado la cultura del campo del Litoral, ni de la ciudad, ni la del Ecuador.

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Yánez comenta que Xavier Alvarado, de Ecuavisa, mostró interés por llevar uno de sus libros a la pantalla. Como solo dos de sus novelas no estaban comprometidas con editoriales, le ofreció esas: Más allá de las islas y Yo vendo unos ojos negros. En su currículo constan ocho novelas, además de volúmenes de cuentos, poesía y narrativa infantil. También algunos premios.

Luis Miguel alistó los guiones de Más allá de las islas, pero se desechó la idea porque requería filmarse en las islas Galápagos.

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Yánez y su hijo dicen que estuvieron también en la primera etapa de Yo vendo unos ojos negros y, según cuentan, los enviaron a tomar un curso de escritura de guión a Colombia, con los autores de la telenovela Pedro, el escamoso. La escritora, con una sonrisa,  todavía recuerda el elogio que le dijeron allá: “Si se lo propone, usted puede llegar a ser como Delia Fiallos”.

Lo que sucedió luego con el proyecto televisivo, Yánez se lo ahorra. No comenta los entretelones. Lo cierto es que el guión de la producción lo hizo otra persona. Prefiere evocar cómo escribió su novela Yo vendo unos ojos negros, la segunda que publicó (la primera fue Bruna, soroche y los tíos), aunque confiesa que no es de sus obras  más queridas.

La idea surgió de una experiencia personal. Ella y su esposo llegaron al país luego de vivir algún tiempo en Cuba y su situación económica era difícil. Leyeron en un periódico   un aviso que ofrecía empleo. Era para vender libros, actividad que empezaron a realizar. Allí les daban cursos a los vendedores y su esposo (quien ya falleció) se convirtió en  líder de las ventas. Ella, en cambio,  vendió solo uno, y fue a una amiga que conocía de sus estrecheces monetarias.

“Lo mismo pasa en la novela, donde las vendedoras toman cursos sobre cómo se venden artículos de belleza. Son mujeres necesitadas”, acota  Yánez, a nombre de quien existe una cruzada. Un grupo de admiradores de su obra impulsa un proyecto para conseguir del Congreso Nacional o   la Presidencia de la República, para la autora, un sueldo  mensual vitalicio de 1.000 dólares. Ella vive con su sueldo de maestra jubilada de 100 dólares.

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