Picasso "no era un tacaño, ni un egoísta, ni manipulaba a las mujeres", según Olivier Widmaier, nieto del pintor español, que acaba de publicar una biografía sobre su abuelo en la que cuestiona su leyenda negra.
 
"Picasso, retratos de familia", editado por Algaba, es el titulo de la biografía, que hoy presentó Olivier Widmaier junto a su madre, Maya, hija de Picasso y de Marie Thérése Walter, a quien el pintor conoció en París a principios de 1927 cuando ella tenía 17 años.
 
Olivier, que siempre estuvo rodeado de sus cuadros y de infinidad de recuerdos aunque no conoció a su abuelo, aseguró que empezó a sentir fascinación por él desde el día que éste murió, el 8 de abril de 1973.
 
"Ese día todo cambió cuando oí en televisión, en un avance informativo, que era alguien excepcional que había inventado el arte del siglo XX. Después empecé a hacerme muchas preguntas, porque a partir de ese momento se empezaron a decir cosas increíbles sobre él y sobre la familia", explicó Widmaier.
 
Así es que 31 años después de la muerte del pintor, y con la idea clara de que Picasso no es inocente, Olivier Widmaier se decidió a hacer un libro blanco sobre su abuelo, que le ha llevado años de investigación y trabajo.
 
"Siempre he oído que era culpable, pero de lo único que era culpable era de hacernos reflexionar. Si hubiera sido inocente nunca hubiera sido un hombre tan interesante, así es que fue culpable pero en el buen sentido de la palabra", argumentó el autor, jurista de formación.
 
Widmaier quiere también salir al paso de otra biografía que escribió Marina, otra nieta de Picasso, hija de Paul, a quien Picasso tuvo con su primera mujer Olga Khokhlova, que acusó a su abuelo de dejarles casi en la indigencia.
 
En el libro asegura que la leyenda que se cierne sobre su abuelo en torno a las mujeres es falsa. "Para él eran muy importantes y parece que las simultaneaba, pero no era así, tuvieron una sucesión en el tiempo".
 
En cuanto a su fama de tacaño, el autor también la desmiente: "No paró de donar en su vida, fue muy generoso, sólo que nunca llamaba a un fotógrafo para que inmortalizase el momento. Pagó bien a sus ex mujeres y sólo entre 1938 y 1939 entregó unos 260.000 euros al comité de ayuda a España".
 
El nieto del artista español asegura que lo único que se le puede achacar a su abuelo es la "falta de comunicación". "No se comunicaba mucho, era celoso de su mundo, prefirió no perder el tiempo en discusiones porque él sabía que Picasso era inmortal pero Pablo, no. Tenía limite en el tiempo".