“El robo de cadáveres es frecuente en el cementerio de la parroquia rural San Luis, y hoy lamentamos la desaparición de seis cadáveres”, dijo ayer Mariana Santillán, vocal de la Junta Parroquial del sector.

De insólito fue calificado el hecho que ocurrió el pasado 29 de enero, cuando moradores de la parroquia San Luis, ubicada a 5 kilómetros de Riobamba, advirtieron que fue derribada una parte del bloque de bóvedas antiguas.

La sorpresa fue mayor al comprobar la desaparición de seis cadáveres que estaban en la hilera de las bóvedas destruidas, uno de los cuales correspondía al del padre José Adolfo Oleas.

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La comisaria de Policía, Libia Caicedo, verificó lo sucedido y por las huellas dejadas constató que un tractor agrícola derrocó las bóvedas, supuestamente para ingresar a una de las propiedades de la familia Llamuca, que colinda con el cementerio.

Mariana Bonilla, vocal de la Junta Parroquial, manifestó que “si querían acceder a la propiedad contigua, pudieron hacerlo por otro lugar”.

Martha Heredia, moradora de San Luis, manifestó que “hace diez años se iniciaron los problemas con el robo de los adornos y accesorios de bronce que los familiares dejaban en las bóvedas” y que “en la actualidad permanentemente profanan las tumbas y roban los cadáveres, sin que dé una explicación el administrador Rafael Santillán”.

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La comisaria Caicedo dijo que aplicará Registro Oficial Nº 193, del 27 de octubre del 2000, que faculta a las Junta Parroquiales administrar todo bien público.