Que al final de las fiestas y reuniones se pongan sus canciones y que de alguna manera esta sea una señal que los anfitriones dan a sus invitados para que sepan que es hora de retirarse, no molesta a Héctor Jaramillo.

Considera que es una especie de tradición –registrada en la Sierra y Costa– que deja en evidencia su aceptación entre los ecuatorianos. “¿Quién no ha bailado con mi música?”, se pregunta el artista y agrega que si luego de bailar tecnocumbias, cumbias, salsas, merengues o vallenatos la gente quiere escuchar sus melodías, esa decisión lo honra y obliga a estar actualizado sobre los géneros que están de moda.

Si bien el Señor del Pañuelo Blanco gusta de interpretar pasillos, pasacalles y valses, también ha hecho suyos temas rockoleros. “En los noventa me actualicé al ritmo de la lambada. A muchos les causó sorpresa y algunos  llegaron a criticarme, pero a mí solo me interesa complacer al público. En esa época se impuso la lambada, a los jóvenes les gustaba y yo quería conquistar ese mercado”. Héctor editó en los 90 el disco Lambada Ecuador... y más. “También he cantado al son de la punta y el rap”, dice.