Música y energía y una mezcla de sensaciones es lo que se experimenta en las fiestas de rave, estilo musical de consumo masivo entre la juventud guayaquileña

Poca iluminación, humo excesivo y ausencia de sillas dentro de la discoteca. Todo estaba dispuesto para que los asistentes a la fiesta bailaran sin descansar. Varios cuerpos comenzaron a moverse en medio de un sonar sostenido de música electrónica, donde los deseos de libertad salían a flote, a medida que la música fluía y el sitio se llenaba. A las 23h00 de un jueves de rave –día en que regularmente se celebra esta fiesta en Guayaquil–, se observó una gama de colores en la ropa de la gente como el rojo, amarillo, azul y naranja, que contrastaba con las mallas negras que un par de chicas usaban –la una como medias y la otra como guantes–, un estilo al vestir en este evento social.

Peinados extravagantes –como pelos en punta–, gafas con marcos llamativos y el empleo de gestos con las manos, las piernas y el rostro, son elementos característicos de esta fiesta, donde para bailar no se sigue un modelo establecido, cada uno crea su estilo particular, el que va desde una patada, hasta dar saltos en el aire. El rave, es un género musical que surgió en la década de los 80, cuando se organizaban rituales o cultos en las casas, donde se bailaba hasta el amanecer sin restricciones.

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“Voy a fiestas de rave por las emociones y la energía que transmite la música electrónica que se toca en estos lugares, me identifico con estos ritmos”, comentó Denisse Torres, estudiante de Diseño Gráfico, quien es solo una de los tantos jóvenes, que asisten frecuentemente a esta clase de celebraciones, donde lo importante es compartir la energía que circula en el ambiente y sentir la música que se mantiene a lo largo de las horas. Por ese motivo los DJ mantuvieron el ritmo de principio a fin, sin interrupciones, ya que la fusión de ritmos no deja espacio para que la gente descanse.

“El rave es un ritmo del primer mundo y el Ecuador recién empieza a practicarlo. La modalidad en las discotecas es nueva y limitada, en relación con las fiestas al aire libre que se vive en otras partes, donde se congregan miles de personas”, opinó José Elías Watte, disck jockey profesional. El D.J. realiza un papel importante, porque representa para los seguidores del rave a un chamán o sacerdote de energía, quien controla los movimientos de las personas en el baile, mediante los golpes sostenidos de sonido, que provocan sensaciones –libertad, alegría, euforia– en la gente.

El rave o delirio atmosférico es un ritual masivo al que concurren entre 50 a 250 personas, con la intención de transportarse a otro nivel. Xavier Cobos, estudiante de Turismo, da sus razones: “Toco rave porque es una forma de relajarme y compartir mi energía con otras personas. No importa la edad, ni el sexo que tengan, lo único que interesa son las ganas de disfrutar”. En esta fiesta, los jóvenes y adultos pueden relacionarse con facilidad, a través de los ritmos electrónicos, que vinculan a las generaciones que en otras épocas disfrutaron de este estilo musical.

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Esto se demuestra en el uso de los equipos como samplers, discos de vinil, cd players, entre otros instrumentos relacionados con la tecnología actual. David Pinto, uno de los asistentes a la fiesta asegura que “el rave se lo vive dependiendo de la intensidad con que se toque la música, el tipo de gente que asiste a las fiestas, la moda y la vibra que se exprese en los movimientos, es un ritual que contagia que mueve masas y genera una sensación de libertad”. En una sola noche de rave, se fusionan diversas emociones que, junto a la energía, el sonido y la vibra de las personas, mantienen el ambiente prendido hasta el amanecer.