Los próximos 3 y 4 de diciembre, la artista inaugurará una muestra en el salón Santa Cruz del Hilton Colón.

La vanidad es una de las cualidades que adoptó desde pequeña la diseñadora guayaquileña Maritza Kusijanovic. Sostiene que a menudo usaba las joyas y vestidos de su madre. Ahora esas vivencias se han transformado en recuerdos que ella evoca cuando elabora un collar, arete o pulsera.

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Estos accesorios forman parte de la primera exposición de la diseñadora de 53 años y a la cual tituló Diseños, piedras y collares. La cita será los próximos 3 y 4 de diciembre, de 11h00 a 22h00, en el salón Santa Cruz del hotel Hilton Colón (Av. Francisco de Orellana).

Kusijanovic comenta que cada collar que se incluye en la muestra se venderá con su par de aretes. Pero las pulseras no forman ningún juego. Los precios fluctúan entre 40 y 130 dólares.
Para confeccionar sus joyas la artista utiliza piedras semipreciosas como la amatista, el jade, el coral y el ojo de tigre. Además, de las pepitas, el peltre, la madera y la plata.

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Kusijanovic señala que “no todo el mundo se puede poner cualquier cosa”. No le preocupa haber perdido algunas ventas. Agrega que ante todo está sugerir a sus clientes si alguna pieza no le sienta a su apariencia. “No hay un diseño en específico que pueda usar cada persona, porque influye la ropa que lleve puesta, si es alta o baja, gorda o delgada, de cuello largo o corto y el color de su piel”.

La artista asegura que ninguno de los modelos que elaboró se repiten y si alguien le pide que le haga un diseño ya existente, ella argumenta que será parecido pero no igual. Expresa que actualmente se usan los collares pequeños que estén cargados de piedras y los aretes deben ser largos. “No hay restricción en los colores, todos están de moda”, refiere.

Kusijanovic sostiene que las jóvenes tienen una tendencia a preferir los collares finos, mientras que las adultas gustan de los más anchos.

Expresa que ni la plata ni el oro son extemporáneos, “sin embargo, hay una tendencia a combinar las piedras semipreciosas con el primer metal”.

Afirma que siempre que ve un collar que le gusta “se trastorna” y tiene que comprárselo. Le atraen las joyas de piedras grandes y de formas raras. Prefiere los collares y aretes pequeños.

Confiesa que tiene un collar de cristales y madera pintado de amarillo que es su “engreído”, porque lo usa a menudo. Ha regalado algunos de sus trabajos a familiares, amigos y nueras.

Inicios
Las primeras joyas que vendió fue a dos de sus amigas en marzo pasado. Ellas la motivaron para que se vinculara con la confección de los collares, aretes y pulseras.

Desde entonces elaboró varias decenas, las cuales logró vender.  Kusijanovic dice que, antes de su incursión en la orfebrería, hace 17 años pintó vestidos y pareos y organizó un desfile de modas. Todas las piezas fueron adquiridas por mujeres. Ha vendido cerca de 200 cuadros de pintura. Confeccionó adornos y coronas de Navidad con los que tuvo éxito.

Las joyas de la diseñadora se adquieren también en la galería Art Studio de Washington y próximamente en Miami.

Kusijanovic está casada con el ingeniero comercial Ronald Sonne Bolek. Tiene cinco hijos y tres nietos. Su socia en el diseño de los accesorios es su hija Johanna Sonne.