Es uno de los sitios tradicionales y más antiguos de la capital de la República. La ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, marcará su reapertura.
El teatro Sucre deja atrás diez años de silencio y abandono. Hoy vuelve a abrir sus puertas, exactamente 117 años después de que el pianista francés Álex Voyer efectuara la primera presentación artística en la historia del escenario, el 25 de noviembre de 1886.
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Esta será una importante prueba para la nueva acústica del teatro, implementada para ajustarse a los requerimientos de los artistas del siglo XXI en una construcción que data de 1880.
A las 20h00 de hoy, el tradicional teatro comenzará a recibir al público y a 120 artistas nacionales y extranjeros que interpretarán la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi.
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“El Sucre asumirá las funciones para las que fue creado: ser un teatro de ópera, a viva voz y sin micrófonos”, explicó Gustavo Noboa, funcionario de la Empresa del Centro Histórico, entidad encargada del equipamiento del escenario.
El teatro conserva la estructura y la decoración originales, pero un recorrido por detrás del escenario muestra las reformas sustanciales hechas para que los artistas y técnicos trabajen con comodidad.
Diez camerinos, dos suites con un pequeño piano para estrellas principales del show, área de ensayos debajo del escenario, un restaurante, cafetería para los artistas, sala de descanso, bodegas, baños y una enfermería son los espacios agregados al teatro, además de seguridades contra incendios y robos y un sistema inteligente de iluminación.
Sin embargo, una de las readecuaciones más significativas está en la acústica del renovado teatro. Noboa explicó que fueron contratadas consultoras para encontrar la forma de mejorar la resonancia. “Existían materiales en el techo, las sillas y las paredes que impedían tener una acústica propia de los teatros de ópera”, indicó el funcionario del Centro Histórico.
Por este motivo los materiales fueron cambiados, incluidas las sillas que eran de madera, que fueron reemplazadas por butacas de tela que no hacen ruido al abrirse y cerrarse.
La remodelación incluyó la implementación de una fosa para la orquesta, lo cual no existía en la construcción original.
Esta fosa, debajo del escenario, está rodeada por una concha acústica que permite mejorar la resonancia de los instrumentos.
Otra de las innovaciones en el teatro es el elevador de orquesta, que sirve para subir al escenario instrumentos de gran tamaño sin necesidad de hacer esfuerzos físicos.
Una de las reformas estructurales más importantes está en la tramoya, área ubicada sobre la escena y donde están sistemas para mover los escenarios.
Ese espacio fue elevado para cumplir con la norma internacional que señala que sea dos veces y medio más grande que la boca del escenario.
La tramoya es un sistema mixto compuesto por 45 varas manuales con contrapesos, 6 varas con motores eléctricos para elevar y descender escenarios con poco esfuerzo y 3 motores adicionales para una concha acústica suspendida en el aire.
La presentación de la ópera Rigoletto, con la que se reinaugura el teatro Sucre, permitirá probar las innovaciones tecnológicas que se han incorporado a esta edificación que, a pesar de los arreglos efectuados en estos últimos diez años, guarda el espíritu del siglo 19, cuando nació como el primer escenario de la capital ecuatoriana.
ARTÍSTICOS
INACTIVO
Desde que empezaron los primeros trabajos, hace diez años, en el teatro no se han presentado eventos artísticos.
TRES AÑOS
La remodelación estructural del teatro empezó en 1997 y concluyó en el 2000.
CONTRATISTA
El Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural contrató en el 2001 a la empresa Mac Construcciones para la remodelación del teatro.
ESTUDIOS
Entre febrero y marzo del 2001 se realizaron estudios sobre su estado.
CAPACIDAD
Tiene capacidad para 840 personas. Pertenece originalmente al Ministerio de Educación, entidad que firmó un convenio con el Municipio para iniciar la reconstrucción.