La semana pasada se realizaron en La Habana las jornadas dedicadas al autor de ‘Oración por Marilyn Monroe y otros poemas’. En su conferencia defendió a Cuba de la crítica internacional.
Para quien no lo conozca, él escribió los famosos versos románticos: “Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido: yo, porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otras como te amaba a ti, pero a ti no te amarán como te amaba yo”. Aquellos que han hecho suyas estas palabras para dedicarlas a amores traicioneros quizás no sepan que su autor, el nicaragüense Ernesto Cardenal (1925), es un hombre que ha demostrado, con su vida y su obra, muchas más pasiones que la que produce la pérdida amorosa.
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Comunista, revolucionario, sacerdote, antiimperialista, son algunos adjetivos que, en su caso, acompañan al de poeta.
Para muestra estos otros versos suyos para el ex dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza: “De pronto suena en la noche una sirena de alarma larga, larga, el aullido lúgubre de la sirena de incendio o de la ambulancia blanca de la muerte (...) No es incendio ni muerte: Es Somoza que pasa”.
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Con su posición política aún firme, Cardenal fue el centro de una serie de homenajes que le rindió la semana pasada la institución habanera Casa de las Américas.
Durante su intervención en una conferencia que tituló ‘Somos polvo de estrellas’, defendió a Cuba de las críticas que ha recibido por parte de la Unión Europea y de Estados Unidos, aseguró que “defender a la isla es como defendernos a nosotros mismos porque Cuba es el baluarte de América Latina”.
Mucho más política que poética, la charla de Cardenal estuvo marcada por su simpatía y sintonía con el régimen castrista. Al ser consultado, por ejemplo, sobre la pena de muerte dijo compartir la opinión de Castro y especificó que ninguno está “a favor de la pena de muerte, pero en algunos casos se tiene que aplicar”.
Y sobre el tema, el autor de Salmos dijo más: “Están hablando de la pena de muerte, pero hace dos días se aplicó la pena de muerte en Estados Unidos a un negro que además era un enfermo mental y ¿quién ha protestado? ¿La Unión Europea ha protestado en contra de eso? Nadie ha protestado”.
El poeta le escribió al rubio ícono de la humanidad después de su muerte estos inolvidables versos: “Señor recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de Marilyn Monroe. (...) La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono. (...). Señor, quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar y no llamó (y tal vez no era nadie o era Alguien cuyo número no está en el directorio de Los Ángeles) contesta Tú el teléfono!”
Lejos de esa poesía romántica inicial que escribía para las “Ileanas”, “Myriams” y “Claudias”, las mujeres de su vida (“muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos y soñéis con un poeta: sabed que yo los hice para una como vosotras y que fue en vano”), hoy, como desde hace décadas, a sus 78 años, Cardenal es político en su obra y sus conferencias. Se sigue declarando comunista y habla con fe del futuro tras la caída de los regímenes socialistas europeos.
“Vislumbramos con esperanza los albores de una nueva revolución que se viene levantando en toda la tierra”, dijo el nicaragüense en su conferencia en Cuba.
Destacó que esa es “la revolución de miles de jóvenes, convocados por ellos mismos, sin partidos políticos ni líderes ni ideologías, que se reúnen en las grandes ciudades para protestar contra la guerra, el neoliberalismo y la globalización, y anunciar que otro mundo es posible”.
Ese “otro mundo posible” leerá también a Cardenal, al de “a ti no te amarán como yo te amaba” y al otro, el de la revolución.
“Defender a la isla es como defendernos a nosotros mismos”, dijo Cardenal, en La Habana.