La trama de la telenovela es parecida a Aguas mansas, producción dramática también colombiana.

Cinco, cuatro, tres, dos... La filmación comienza bajo un sol receloso: Juan Reyes (Mario Cimarro) levanta un pedazo de techo y pide a su hermano Franco (Michel Brown) que lo ayude, pero él está distraído y el tejado cae. Juan lo reprime y de inmediato grita: Óscar, ¿te pasó algo? Los dos se lanzan a auxiliar a su otro hermano.

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 - Corte. Vamos a repetir-, dispone Carlos Orlando Pirela, coordinador de grabación, a pedido del codirector de producción, Mauricio Cruz, quien da instrucciones por radio desde el estudio rodante, un furgón de Caracol TV.

La escena se repite mientras Óscar (Juan Alfonso Baptista), el supuesto golpeado, bromea, se toma fotografías con un grupo de extras y juega con su mascota, un pequeño perro blanco de nombre Nerón.

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Son las 12h30. Viernes 14 de noviembre. Han pasado tres horas y media desde que una parte del elenco de actores y actrices de la telenovela Pasión de Gavilanes llegó a la hacienda Pesebrera los guaduales, en las afueras de  Bogotá, a cumplir su jornada de  filmación.

En esta locación, los hermanos Reyes, improvisados constructores, levantan una casa en la que vivirían Fernando Escandón (Juan Pablo Chuc) y su esposa, Norma Elizondo (Danna García), quien se convierte en amante del apuesto peón Juan Reyes.

En la telenovela, esta construcción está a pocos metros de la casa de hacienda de los Elizondo, una acaudalada familia. En la Pesebrera los guaduales, la edificación se levanta cerca de unas caballerizas y del coliseo de un establecimiento educativo. Todo se arregla en el estudio.

La jornada comienza con el maquillaje a los personajes, con la instalación de los equipos, la ensillada de caballos y hasta la colocación de los ladrillos en la construcción por parte de los albañiles de verdad, que en este caso son extras.

Teresa Celis es la jefa de maquillaje. Con una compañera deja listas a las hermanas Elizondo, Ximena (Paola Rey) y Sarita (Natasha Claus). Hacen lo mismo con los hermanos Reyes, Juan, Franco y Óscar.

“Son divinos. Una se convierte en su amiga y ellos depositan toda la confianza”, dice Teresa, quien lleva 20 años maquillando artistas y recuerda especialmente a la actriz Adela Noriega.

Mientras se realiza el trabajo de belleza en un cuarto de la hacienda, hablo con los artistas junto a los establos. Al revisar la grabación me doy cuenta de que sus voces se confunden con el canto de los gallos, el ladrido de los perros y el relinchar de los caballos.

En ese ambiente se desarrollan las tomas. A ratos, los estudiantes gritan detrás de las mallas que separan la hacienda del centro educativo: “Gavilanes, Gavilanes...”.

“Franco, Michel, ven a darnos un autógrafo”. Los protagonistas levantan los brazos y saludan.

Mauricio Cruz, el segundo a bordo en la dirección después de Rodrigo Triana, explica que si bien Pasión de Gavilanes tiene su base en la trama de la telenovela Aguas mansas, producida hace una década, en la mitad varía totalmente.

Cruz se confiesa admirado por el nivel de sintonía que la producción tiene en Colombia (por Caracol TV), en el público hispano de Estados Unidos (que la ve por Telemundo), en Ecuador (Ecuavisa) y en otros países.

“Considero que es por el prestigio que han alcanzado las producciones colombianas, comenzando desde Café con aroma de mujer, y, sobre todo, porque el elenco reúne a artistas de diversos países y la mitad de la trama se desarrolla en escenarios abiertos”, menciona el codirector.
Pasión de Gavilanes y La venganza son los trabajos que rinden muy buenos frutos a la alianza Caracol TV, productora RTI y Telemundo, agrega.

La jornada de grabación en Pesebrera los guaduales tiene como protagonistas no solo a actores y actrices sino a un centenar de personas. Uno de ellos es Hugo Gómez, el jinete que siempre cabalga un caballo de paso de nombre Cacique Pimaraque, ganador de seis concursos nacionales.

Hugo no es actor. Es peón de la hacienda que además de su jornal recibe 30 mil pesos diarios (11 dólares) de RTI, por su participación en las grabaciones. Con él laboran otros diez jornaleros y albañiles.

A la hora del almuerzo, todos, incluso la mayoría de actores comen en unos mesones. El ambiente es de amistad, de compañerismo.

Cae la lluvia y mientras pasa, los corredores de las caballerizas son los mejores sitios para acampar.

Mientras filmaban, me apoyo en una de las paredes de la casa en construcción. - Cuidado, es tan frágil que va a derrumbarse. De hecho, esta noche se cae-, advierte Pirela, el coordinador de grabación.

Así, entre risas, repeticiones no solo por fallas de los actores, sino porque se cruza Nerón, el perro de Baptista, o un avión, la filmación continúa por el capítulo 63.

De retorno a Bogotá, junto con Cimarro, Baptista y Brown, por celular les informan una novedad. La noche del jueves, la telenovela logró 45 puntos de rating en Colombia, récord de sintonía. Aplausos, choque de manos y el compromiso de seguir adelante, pues luego de cada jornada, solo hay diez horas para descansar.