Probablemente nadie en Sudamérica lamenta tanto la muerte de Robert Palmer, el pasado jueves de septiembre de 2003, como Caetano Veloso.

Más allá de los inolvidables Addicted to love o Simply irresistible que en su momento hicieron célebre a Palmer como cantante, Veloso le debe a él su registro en los medios de comunicación estadounidenses.

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Fue Palmer quien, en su calidad de crítico musical del New York Times, descubrió y difundió a Caetano Veloso. Fue Palmer quien comparó a Caetano con Bob Dylan y fue justamente Palmer quien tuvo toda la razón: Caetano Veloso es el Bob Dylan de la música brasileña.

Además de ser músico-poeta-cineasta-activista político, como Dylan, solo una comparación de esa magnitud permite dimensionar la importancia de Caetano Veloso en la música popular brasileña.

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Trabajando sobre las bases musicales trazadas por Joao Gilberto, Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim y otros grandes del pop brasileño que vinieron antes que él, Caetano Veloso fusionó las raíces del  bossa nova con las tendencias hippies de finales del 60. El resultado: un movimiento que liderado por Veloso, Gal Costa  y el actual ministro de Cultura de Brasil, Gilberto Gil, se conocería alrededor del mundo como tropicalismo.

Revolucionario desde todo punto de vista, algunas expresiones del tropicalismo no muy adecuadas para un Brasil que apenas salía de la dictadura militar causaron el exilio de Veloso en 1968.

Ahora, si bien en 1972 le sería levantada la prohibición de regresar a su tierra natal,  Caetano dedicó los 20 años siguientes a ir de gira por todo el mundo. En este periodo Veloso compuso para todos los artistas brasileños, escribió artículos y poemas, entrevistó a Mick Jagger para O Globo y en 1983 llegó por primera vez a tocar en los Estados Unidos. Fue entonces cuando una halagadora reseña de su debut en el Public Theater, escrita en el New York Times por Robert Palmer, llevaría a que la boletería para los tres conciertos siguientes de Veloso en suelo norteamericano se agotara en menos de dos horas.

De ese momento en adelante, la popularidad de Caetano empezó a crecer de manera exponencial y sus shows, tanto en su Bahía natal como en África, París, Israel y ahora Nueva York, nunca parecen ser suficientes para sus fanáticos. Sin importar qué tan costosos o difíciles de conseguir, fina estampa Noites du norte, la reciente Banda Sonora de Hable con ella en la que Veloso interpreta magistralmente Currucucú paloma, y el resto de sus discos se agotan casi tan pronto como las entradas de sus conciertos.

La magia de Caetano y la elegancia y sutileza con las que fusiona los ritmos bahianos con el folk del mundo hacen que hoy martes 30 de septiembre de 2003 en el descubrimiento de Caetano haya un motivo extra para estar agradecidos con Robert Palmer. En ese orden de ideas, talvez una buena manera latinoamericana, además de comprando sus discos, de rendirle tributo a Robert sea oyendo una canción de Caetano, una de esas que tanto le gustaban.

BOSSA NOVA
Caetano Veloso nació en la población de Santo Amaro da Purificacao, en la región de Bahía, Brasil, en 1942. Tiene 61 años.

Aunque su estilo musical fue desde siempre distinto al de María Bethania, muchas personas afirman que ser el hermano menor de la cantante brasileña contribuyó a que las puertas se le abrieran a Veloso en los comienzos de su carrera.

En 1976 Caetano Veloso añadió a su lista de credenciales el título de escritor y publicó un libro de poemas, artículos y letras de canciones.

UNA CANCIÓN
BELEZA PURA

Não me amarra dinheiro não
Mas formosura / Dinheiro não
A pele escura / Dinheiro não
A carne dura / Dinheiro não
Moça preta do curuzu
Beleza pura / Federação
Beleza pura / Boca do Rio
Beleza pura / Dinheiro não
Quando essa preta começa a tratar do cabelo
Conchas do mar

Ela manda buscar pra botar no cabelo
Toda minúcia / Toda delícia
Não me amarra dinheiro não
Mas elegância

Não me amarra dinheiro não
Mas a cultura / Dinheiro não
A pele escura / Dinheiro não
A carne dura / Dinheiro não
Moço lindo do Badauê
Beleza pura / Do Iê Aiyê
Beleza pura / Dinheiro yeah
Beleza pura / Dinheiro não
Dentro daquele turbante do Filho de Gandhi
É o que há

Tudo é chique demais, tudo é muito elegante
Manda botar

Fina palha da costa e que tudo se trance
Todos os búzios
Todos os ócios
Não me amarra dinheiro não
Mas os mistérios