El historiador dice que al ‘Che’ se lo ha cubanizado mucho. Él, en su libro, trata de latinoamericanizarlo. Afirma que la figura del ’Che’ continúa vigente y está condenada a seguir creciendo, porque simboliza los valores que esta sociedad degrada.

Dirige en Argentina dos programas: uno de radio y otro de TV, en los que  revisa la historia de su país.

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El padre de Pacho O’Donnell fue pediatra del  Che Guevara. Años después, lo recordaba como el “niño de los Guevara” y observaba  sus andanzas con admiración y respeto. Pacho, que en realidad se llama Mario,  es argentino. Decidió ser médico como su padre y como el Che, y se especializó en psicoanálisis, pero además es escritor, periodista, historiador, diplomático y político. Ahora es diputado en la ciudad de Buenos Aires.

Ahora Pacho, que adoptó este nombre para diferenciarse de su papá, que también se llama Mario, visita el Ecuador. Vino como invitado de la Primera Feria Internacional del Libro y la Palabra que se desarrolla, desde el pasado martes hasta hoy, en Guayaquil. Pero no llegó solo. Trajo una biografía, que es su libro más reciente, y se titula Che, la vida por un mundo mejor. Tenía previsto presentarlo anoche.

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Autocrítico con su trabajo, dice que muchos de los libros que ha escrito no le gustan. Pero de este no opina lo mismo. De este se muestra satisfecho. Es una obra intensa, tanto por el personaje, que es un símbolo universal, como por el proceso de investigación que le tocó asumir para construirlo.

El valor que él le encuentra a su obra es que presenta a un Che completo, o por lo menos hace el intento de ser lo más abarcador posible. Rastrea todas las etapas de su vida y no solo sus años en Cuba, como hacen algunos de los biógrafos. Y para ello revisó su infancia, su juventud y contactó con gente a la que casi nunca se la ha tomado como fuente. Una de ellas es la nana del Che, que aún vive. Ella tiene 85 años y recuerda al Che como ‘Ernestito’.

Esta anciana tiene dificultades físicas, pero una gran lucidez mental. Su testimonio, al igual que el de mucha otra gente, incluso el del asesino del Che, está en el libro. Y también en un CD, que trae como complemento esta obra.

O’Donnell opina que al Che se lo ha cubanizado demasiado y él, en su biografía, intenta latinoamericanizarlo.

Admite que sus anteriores trabajos de carácter histórico han sido demasiado vinculados con la historia argentina y que quizá por ello su obra no ha logrado antes mayor repercusión internacional. Pero con este sí. “Quizá este libro se justifica porque lleva al Che más allá de un país y de una ideología”, argumenta.

Dice que este hombre significa la rebeldía, la honestidad y la convicción de que por las ideas se puede dar la vida.
“Escribir sobre el Che es escribir sobre los valores que sobre todo los jóvenes de hoy le reclaman a esta sociedad hegemónica, demasiado materialista, demasiado injusta y demasiado hipócrita”.

El historiador y médico argentino dice que para entender al Che hay que tener en cuenta el asma que sufrió y fue su principal enemiga. Esta enfermedad, según O’Donnell, vertebra su vida y le da una relación muy íntima con la muerte desde su infancia. “El asma es lo que le da esa fortaleza de carácter extraordinaria”. También le otorga una certeza: que la vida es algo fugaz y que la obligación de cada ser humano es darle algún sentido. Según el biógrafo, el Che tiene desde chico la idea de un elevado destino.

O’Donnell está feliz de visitar Guayaquil, porque cree que esta ciudad fue muy importante en la vida del revolucionario. Aquí, según afirma, tomó la decisión de no ir a Venezuela, donde lo esperaba el oficio de médico, sino de irse a Guatemala y de allí abrazó la causa que le dio celebridad mundial.

Según O’Donnell, el Che está vigente y su figura no desaparecerá. Está condenada a seguir creciendo, porque significa los valores que esta sociedad degrada. “Él fracasa en su estrategia guerrillera, pero triunfa como memoria, es un símbolo que fue capaz de dar la vida por sus ideas, era honesto y  riguroso. Ese es su mayor triunfo”.

Refiere que el Che, como hombre inteligente que era, sabía que estaba condenado al fracaso, “pero afirmaba la utopía también en el fracaso”.

Dice, además, que es necesario verlo de manera independiente de Cuba y de Fidel Castro. Entre ambos personajes establece una diferencia básica: “Fidel apostó a la política y el Che a la epopeya y esas dos cosas son irreconciliables”.

El autor
Pacho O’Donnell escribe también ficción, pero, según dice,  ahora ocupa su tiempo la historia. No obstante su vinculación con la literatura, tiene dificultades para digerir la novela  histórica, porque, sostiene, hay personajes que no deben ser objetos de la ficción. “Lo que uno debe hacer es seguirlos por su trayectoria y seguramente es mucho más maravilloso la luminosidad de su vida y de su pensamiento que lo que uno puede adjudicarles desde la ficción”.

O’Donnell tiene en Buenos Aires un programa de radio y otro de televisión,  en los que se ocupa de revisar aspectos desconocidos de la historia argentina. Cree que esta ha sido mal contada. Dice que así  comprueba “que los buenos no son tan buenos y que los malos no son tan malos”.