Los dos últimos pacientes tratados en un hospital de Pekín por el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) fueron dados de alta en medio de expresiones de optimismo por parte de las autoridades sanitarias en China.

Funcionarios del gobierno señalaron que se trataba de una victoria en la lucha contra la epidemia de neumonía atípica que azotó la capital china, se cobró la vida de cerca de 350 personas en todo el país y afectó a otras 5.327 entre los meses de noviembre y julio.

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Pero el representante en Pekín de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Henk Bekedam, advirtió que existe la posibilidad de un "rebrote" luego del verano.

"Autoridades y población deben mantenerse alerta, la batalla contra el SARS aún no ha terminado", señaló Bekedam.

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Aplausos

Médicos, enfermeras y funcionarios chinos saludaron con aplausos la salida de los dos pacientes del hospital de Ditan, tras cien días de recibir tratamiento por esta curiosa enfermedad para la cual los científicos todavía no han encontrado un remedio efectivo.

El primer caso de SARS se detectó en la provincia meridional de Cantón, el 16 de noviembre, generando fuertes críticas al sistema sanitario y la tendencia al secretismo del régimen chino.

No obstante, según algunos analistas, el impacto de la epidemia en la economía y la imagen internacional del país asiático han sido menores de lo esperado.

Desde fines del año pasado hasta julio, la enfermedad se dispersó por una treintena de países en Asia, Europa y América, con un saldo de 814 muertos y cerca de 8.469 personas internadas en centros asistenciales.