El llamado "quinto Beatle" parece abocado a quedar a la sombra del grupo pop más influyente de los 60 después de que ninguno de sus objetos personales, subastados hoy en Londres, lograra despertar tanto interés como una maqueta de "Love me Do".
Una copia firmada por Paul McCartney de este sencillo, con el que la banda debutó en 1962, se vendió por 16.276 euros (unos 18.700 dólares) a su propietario original, el pinchadiscos inglés Tony Prince.
"Volví para comprarlo y estoy feliz", declaró Prince a EFE.
Esta venta acaparó el interés de la sala, mientras que la prestigiosa galería Bonhams sólo consiguió vender algunos de los numerosos objetos del fallecido bajista de The Beatles Stuart Sutcliffe, supuesto protagonista del evento.
Su hermana Pauline, propietaria de la mayoría, dijo días antes que la subasta confirmaba que no había perdido cuarenta años de su vida en vano defendiendo la influencia de Sutcliffe en el grupo.
Entre los efectos personales figuraban poemas y cartas de amor, obras de arte -la verdadera pasión de Sutcliffe-, su certificado de nacimiento y de estudios y fotografías que muestran el aspecto del músico después de abandonar el mítico grupo y poco antes de morir con tan sólo 21 años.
Las imágenes muestran a un joven vestido de cuero negro y peinado hacia adelante, con la línea del flequillo enmarcando su rostro -en justicia, el más atractivo de los cinco-, y que, aunque desconocido por el gran público, es el principal responsable del aspecto inicial de The Beatles.
Entre las pertenencias del músico que suscitaron interés en Bonhams figuró un cuaderno preparatorio para su admisión en el Royal College of Art de Liverpool, que data de 1957 y por el que se pagaron 4.246 euros (unos 4.900 dólares).
Una cartera color crema con el nombre "Stuart" escrito de puño y letra de Sutcliffe y que contenía, entre otras cosas, una foto de su novia Astrid, quien escribió en su reverso "Te quiero siempre y para siempre", se vendió por 1.981 euros (2.300 dólares) , muy por debajo del precio mínimo estimado de 4.246 euros.
Por otra parte, una serie de ensayos sobre la historia del arte escritos por el artista se vendieron por 3.397 euros (3.900 dólares), pese a que su precio de salida eran 7.077 euros (casi 8.200 dólares).
Un retrato a tinta de Pauline realizado por Sutcliffe en 1958 fue de los mejor pagados y alcanzó los 4.954 euros (5.700 dólares), si bien Bonhams calculó previamente que podría llegar a los 11.323 euros (13.000 dólares).
De este lote valorado inicialmente en 1,4 millones de euros (1,6 millones de dólares), poemas, fotografías y diplomas fueron los objetos que peor acogida tuvieron.
Toda la expectación la acaparó el sencillo de demostración del tema de debut de The Beatles, "Love me Do", que envió Paul McCartney al conocido pinchadiscos Tony Prince cuando éste trabajaba en los estudios londinenses de Radio Luxembourg, emisora conocida internacionalmente por difundir primicias.
El tema, incluido en el primer álbum del grupo, "Please, Please Me" (1963), se ha dicho que lanzó a la fama a la banda en 48 horas.
Pese a que su precio oscilaba entre los 17.692 y los 19.107 euros (entre 20.300 y 22.000 dólares), su comprador hoy, el mismísimo Tony Prince, pagó 16.276 euros (18.600 dólares) por él, 2.123 euros (2.400 dólares) por encima del precio al que se lo vendió a un coleccionista español en 1994, cuando necesitaba dinero.
Prince, ya cerca de cumplir los 60, explicó: "Es el disco original que se puso en Radio Luxemburgo. El primer disco de The Beatles que se difundió por la radio".
Otra de las piezas relativas a la mítica banda de Liverpool que suscitó rivalidad entre los compradores, eclipsando de nuevo a Stuart Sutcliffe, fueron unos autógrafos de los músicos, que superaron el precio máximo estimado de 3.963 euros (4.500 dólares) y se pagaron a 4.812 euros (5.500 dólares).
Sutcliffe entró en el grupo de la mano de John Lennon, asesinado en 1980, de quien se hizo íntimo amigo cuando ambos estudiaban arte en Liverpool, en una época en la que compartían apartamento.
Lennon convenció a Sutcliffe de que se comprara un bajo con el dinero obtenido por la primera venta de una obra suya para unirse a unos emergentes The Beatles, que por entonces hacían sus primeras incursiones en Alemania con algunos conciertos en Hamburgo.
Allí fue donde Sutcliffe se enamoró profundamente de Astrid Kirchherr, una joven fotógrafa alemana con la que se trasladaría a vivir a casa de su madre en Hamburgo, donde estudiaría arte en la misma escuela que ella, tras abandonar el grupo.
Un derrame cerebral acabó con la vida del joven, que murió en 1962 en brazos de su novia.
Existen varias teorías acerca del fin del "quinto Beatle", desde que fue golpeado en la cabeza repetidas veces durante una pelea en circunstancias aún no esclarecidas, hasta que fue la consecuencia de una afición a las anfetaminas.
La pareja planeaba casarse, si bien sus proyectos se vieron truncados con el progresivo deterioro del estado de salud de Sutcliffe.