Nueva York brindó este martes una despedida digna de una reina a la cantante cubana Celia Cruz, cuyo féretro recorrió 30  calles de la Quinta Avenida en una carroza blanca tirada por dos caballos  blancos camino a su funeral en la iglesia de San Patricio, el último acto  público antes de su entierro.
 
El carruaje, coronado por flores blancas y cuatro banderas cubanas, y  seguido por quince limusinas con su marido, Pedro Knight, sus amigos y  familiares, salió de la funeraria Frank E. Campbell poco antes de las 13H00  locales en dirección al centro espiritual de los católicos de Nueva York.
 
La "guarachera de Cuba", muerta en su casa de Nueva Jersey el pasado  miércoles a los 77 años de un tumor cerebral, yacía vestida de blanco en un  féretro dorado protegido por una urna de cristal.
 
Precedía a la carroza un descapotable blanco con la bandera cubana y la  virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, de la que era devota la  "guarachera".
 
"Lo bella que está en su cajita, parece una santa", explicó la cantante de  salsa La India, apadrinada profesionalmente por Celia Cruz.
 
Pese a seis días de despedidas, en Miami y Nueva York, el público volvió a  responder y se agolpaba, por miles, en las aceras de la Quinta Avenida.
 
En medio de una fuerte tormenta que sorprendió al cortejo a medio camino,  el público lloraba, lanzaba flores blancas a la cantante y portaba banderas  cubanas, puertorriqueñas, dominicanas, colombianas, peruanas y de otros países  latinoamericanos.
 
"¡Es bello, bellísimo!", exclamó Mildred, del vecino estado de Nueva  Jersey, "se merece ésto y mucho más. Dios la puso en este mundo para darle  buena música a la gente y ser buena persona, y lo hizo".
 
"Era una persona maravillosa y va a hacer mucha falta a mucha gente. Este  entusiasmo muestra a las otras culturas que nosotros también tenemos cosas  buenas", explicó Jeanette Suárez, de Westchester (estado de Nueva York).
 
Setenta y cinco mil personas desfilaron el lunes por la capilla ardiente,  explicó este martes Jorge Plasencia, el responsable de la organización.
 
Entre ellas el gobernador de Nueva York, George Pataki, que declaró el 23  de julio "Día de Celia Cruz".
 
El ataúd entró cubierto con la bandera de Cuba en la iglesia de San  Patricio entre los aplausos de las más de 1.500 personas que llenaban el  templo.
 
El obispo auxiliar de Nueva York, el vasco Josu Iriondo, ofició el funeral  en español y unos altavoces permitían seguir el oficio fuera de la iglesia.
 
A la misa asistieron el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, el actor  Antonio Banderas, los músicos Johnny Pacheco, Rubén Blades, Gloria Estefan,  Marc Anthony, José Luis Rodríguez y muchos otros.
 
"Nació para ser libre", dijo el obispo Iriondo, destacando que "es  incuestionable la fuerza de convocatoria que posee nuestra hermana Celia, aún  después de muerta".
 
"Celia subió mucho, muy arriba, pero nunca se distanció del pueblo. Para  llegar a Celia no hacían falta escaleras, ni ascensores ni flechas  direccionales", añadió Iriondo, que fue aplaudido por estas palabras.
 
"Celia, como buen azúcar, vives derretida en el café de tu pueblo",  concluyó.
 
"Cuba nunca salió de ti. Por favor, ayúdanos a liberar a Cuba", dijo el  representante de la cantante, Omer Pardillo.
 
La artista norteamericana Patti LaBelle cantó el Ave María y el salsero  puertorriqueño Victor Manuelle interpretó "La vida es un carnaval", que sirvió  de cántico de salida, con el sólo acompañamiento de las palmas del público.
 
Tras la misa, el féretro de Celia Cruz fue cubierto de nuevo con la bandera  cubana y trasladado en coche al cementerio de Woodlawn, en el neoyorquino  barrio del Bronx, donde iba a recibir sepultura.
 
Celia Cruz ocupará un mausoleo provisional a la espera de que esté listo el  definitivo, aproximadamente en tres meses.
 
En Woodlawn reposan varios músicos ilustres, como Louis Armstrong, Billie  Holliday, Miles Davis, Duke Ellington, Machito y La Lupe, entre otros.