Miles de dolientes participaron en una procesión funeraria el martes para darle el último adiós a Compay Segundo, cantando su famoso tema   Chan Chán mientras su féretro era depositado en la fosa.
 
El guitarrista aficionado a los puros que logró revivir el interés mundial en la música tradicional cubana, murió poco después de la medianoche del domingo a consecuencia de un fallo renal. Tenía 95 años.
 
La gente lanzó flores al paso del féretro, en un recorrido de cuatro kilómetros de largo en medio de un fuerte calor, camino al cementerio desde un edificio donde se realizó su velorio.
 
En el cementerio, la gente cantó de pronto una versión un tanto triste de   Chan Chán, canción hecha famosa en 1997 en el disco  Buena Vista Social Club.
 
No hubo funcionarios presentes durante la ceremonia, aunque el ministro de Cultura Abel Prieto asistió a un servicio religioso el lunes en La Habana.
 
Los dolientes, la mayor parte de ellos músicos, aplaudieron mientras pasaba la carroza fúnebre con el cuerpo de Compay, a su salida de la funeraria.
 
Hubo una vigilia en la que fue su casa de niñez en esta ciudad del oriente cubano, no muy lejos de Siboney, donde nació con el nombre de Máximo Francisco Repilado Muñoz.
 
Compay Segundo se convirtió en una estrella internacional sólo durante la década final de su larga vida, primero con conciertos en Europa y luego tras la grabación en 1997 de   Buena Vista Social Club, disco ganador del Grammy.
 
Esa grabación trajo la atención del público hacia un estilo musical lleno de energía, haciendo que Compay y algunos de sus colegas fueran más famosos en España que en Cuba, donde los sonidos tradicionales habían sido desplazados por los más modernos.
 
Su afición a los puros, hábito que asegura inició cuando tenía 5 años, su gusto por el ron, su amplia sonrisa y sus constantes coqueteos con las damas, convirtieron a Compay Segundo en un símbolo de Cuba para muchos extranjeros.
 
Prieto calificó su muerte como una gran pérdida por todo lo que representaba Compay, la parte más auténtica de la tradición popular y musical cubana.
 
Todavía conocido solamente como Repilado, empezó a tocar el clarinete en una orquesta municipal y poco a poco se convirtió en guitarrista de una de las mejores bandas cubanas de las décadas de 1930 y 1940, mudándose de Santiago, considerada el corazón de la música cubana, a La Habana, donde era más fácil obtener dinero.
 
Ya era un artista reconocido cuando, a fines de la década de 1940, empezó a ser conocido con su apodo, tomado del nombre de su dúo   Los Compadres. Al ser la segunda voz, se convirtió en Compay Segundo.
 
Los estilos musicales cambiaron gradualmente y Compay apenas tocaba de manera irregular en hoteles y estaciones de radio, trabajando de día haciendo puros.
 
Cuando fue redescubierto, muchos jóvenes cubanos desconocían por completo su existencia.