La autora argentina estará en Guayaquil desde el 3 de junio para participar en un encuentro de literatura.

Las razones por las que en el país no se lee y ni siquiera se conoce a la mayoría de los grandes escritores latinoamericanos actuales podrían generar eternos debates.

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Que los libros son caros, que la difusión es pobre, que el sistema educativo edifica malamente un amor por los libros, que luego la televisión convierte en añicos...

Lo cierto es que en Ecuador se lee poco, pero más aún, se lee a pocos. Por eso no es extraño que pocos hayan leído a Angélica Gorodischer, importante narradora argentina, que tiene más de una veintena de libros publicados (entre antologías, novelas y colecciones de relatos), que han sido alabados y premiados por la crítica internacional.

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La excepción son los amantes de la ciencia ficción. Conocen a Gorodischer porque ella es una de las pocas narradoras latinoamericanas que ha abordado (de manera “contundente y ferozmente imaginativa”, según la define la escritora estadounidense Ursula K. LeGuin) el género de la anticipación.

Su obra Kalpa Imperial (1984) ganó el premio Poblet a la Mejor Novela en 1984 y Mejor Libro de Narrativa Fantástica en 1991.

Sin embargo, encasillar a Angélica Gorodischer en un solo género es imposible. Esta mujer, nacida en Buenos Aires en 1928, pero ligada desde siempre a Rosario, en la provincia de Santa Fe, es tan prolífica (en género y en número) que tiene obras policiales, eróticas, políticas, humorísticas, históricas, fantásticas... hasta culinarias.

Uno de sus textos en colaboración, Locas por la cocina (1997), más que un libro es un divertido e irreverente experimento de mezclar recetas de cocina con reflexiones sobre qué es y por qué es tan difícil ser mujer.

Feminista practicante (entre otras cosas, organiza encuentros internacionales de literatura de mujeres), Gorodischer no oculta su ideología ni en su obra ni en su vida: “Soy feminista porque me gustan los hombres”, dice.

Su narrativa se reinventa constantemente y deslumbra cada vez. No solo sus personajes y las situaciones que viven son de una complejidad deliciosa, el propio género en las páginas de Gorodischer se funde con otros y construye nuevas formas de decir.

Por ejemplo, Cómo triunfar en la vida (1998) es un libro entre lo policial y lo extraño, con los personajes femeninos bien construidos que caracterizan la narrativa de la escritora argentina.

Menta (2000) y Doquier (2002), son los últimos libros de la autora. En el primero, un conjunto de relatos brillantes sobre las agonías, Gorodischer describe esos últimos instantes de vida y primeros de muerte con un lenguaje tan bello que tiene más de celebración que de luto.

Doquier es una novela experimental que indaga el tema de la identidad sexual en un siglo XVIII que es tan contemporáneo como cualquiera de nuestras ciudades.

A una de las grandes narradoras latinoamericanas de hoy, Angélica Gorodischer, hay que leerla, sorprenderse y volverla a leer.