Desde hace miles de años la miel de abeja es considerada como el mejor elixir para el amor y la fertilidad, porque los dioses del Olimpo, según la mitología griega, le atribuían el poder de reponer las fuerzas perdidas durante la luna de miel de los recién casados y preparaba a la mujer para ser madre. Así como también daba energía a los guerreros cuando se dirigían a las batallas. Pero realmente fue Galeno (131-201), el médico romano más importante de la antigüedad, quien hizo los primeros estudios de los beneficios de este néctar cuando se curó de una infección crónica de la garganta.