No comparto criterios sobre las quejas de ciudadanos por la tala indiscriminada de árboles frondosos en la ciudad.

Cada árbol que estamos acostumbrados a observar por años en varios sectores tienen sus raíces dañadas, y otros, a la postre, causan accidentes en épocas invernales como autos estropeados o muertes.

Cambiar árboles por palmeras es para evitar verlos morir y darles vida, y para proporcionar utilidad a las palmeras que han sido previamente cuidadas bajo normas agronómicas y esmero.

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El Municipio de Guayaquil mantiene un vivero donde se siembran, cuidan y siguen de cerca los estados de las áreas verdes de la ciudad que necesitan ser reemplazadas, cada vez que el caso lo amerita.

Se genera así empleo para muchas personas que aman la naturaleza, y se preocupan por mantener linda la ciudad en espacios que son amenazados a diario por el hombre.
Carmen Jiménez Rodríguez
Guayaquil