El espíritu del tango sobrevuela cada rincón de la última casa donde vivió el cantante Carlos Gardel en Buenos Aires, que 68 años después de su muerte será un museo en su honor.

Gardel compró esa casa con gran patio central en 1927 y la compartió con su madre hasta que murió en 1935.

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El alcalde de la ciudad, Aníbal Ibarra, inauguró esta semana el museo instalado en la vivienda, que se restauró respetando su estructura original. A la ceremonia asistieron más de cien tangueros.

Apodado el Zorzal, el Morocho del Abasto o simplemente Carlitos, su mítica figura se convirtió en un símbolo para todos los amantes del tango en todo el mundo.

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Ubicada en el corazón del tanguero barrio del Abasto, el vecindario donde se crió Gardel, la casa está presidida por un patio en donde según cuentan sus biógrafos, el artista y su madre Berta compartían largas tardes tomando mate, una típica infusión del Río de la Plata.

En el marco del V Festival Buenos Aires Tango, la casa fue reabierta y convertida en un museo que reúne algunas fotos de Gardel y objetos de la vivienda, como el respaldo de una cama y una tabla de planchar de su madre.

El museo se inaugurará oficialmente el 24 de junio próximo, cuando se cumplirán 68 años de la muerte del artista, que perdió la vida en 1935 a los 45 años al caer el avión en el que viajaba sobre la ciudad colombiana de Medellín.