El tornero Luiz Inácio Lula da Silva, de 57 años, juró hoy ante el pleno del Congreso como nuevo presidente de la República Federativa de Brasil para el período 2003-2007.
Lula, el trigésimo noveno presidente de la que hoy es la undécima economía del mundo, prestó juramento tras haber sido aclamado en las calles por una ardiente multitud que fuentes policiales calcularon entre 350.000 y 400.000 personas, en su mayoría llegadas desde los más remotos rincones de Brasil.
En el mismo acto fue investido el nuevo vicepresidente, Jose Alencar, un próspero empresario de la industria textil que, igual que el nuevo jefe de Estado, estudió hasta quinto grado de primaria.
En el plenario del Parlamento, así como en su recorrido por las calles, el nuevo presidente volvió a escuchar el coro "ole, ole, ola, Lula,Lula", que caracterizó su campaña.
"Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución", declaró Lula haciendo un notorio esfuerzo para contener las lágrimas.
A la ceremonia asistieron los jefes de Estado de Argentina, Eduardo Duhalde, Bolivia, Gonzalo Sánchez de Losada, Cuba, Fidel Castro, Chile, Ricardo Lagos, Uruguay, Jorge Battle, Perú, Alejandro Toledo, y Venezuela, Hugo Chávez.
También estaban presentes los presidentes de Portugal, Jorge Sampaio, de Suráfrica, Thabo Mbeki, y los primeros ministros de Suecia, Goran Persson, de Serbia, Zoran Djindjic, así como el Príncipe Felipe de Borbón, representando a España, y delegaciones de un total de 118 países.
En nombre de Estados Unidos estuvieron presentes el responsable de Comercio Exterior, Robert Zoellick, y el representante de la Casa Blanca para América Latina, John Maisto.
Entre los invitados, también estaban representantes de organismos de crédito internacional, de las Naciones Unidas y otras entidades.
Antes de la ceremonia, las delegaciones fueron recibidas por el presidente saliente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien se despidió hoy tras ocho años en el poder.
Cardoso saludó a los visitantes en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el que ha sido su último acto oficial antes de entregarle la banda presidencial a Lula.
El jefe de Estado saliente tuvo breves conversaciones con cada uno de los mandatarios que saludó, y se detuvo algo más con Fidel Castro, Hugo Chávez, así como con el príncipe Felipe de Borbón.