El 6 de enero de 1953, Charlie Chaplin, al  que el macartismo había obligado a irse de Estados Unidos, llegaba con su  familia a la finca de Ban, en Corsier (cantón de Vaud, oeste de Suiza), donde,  según sus allegados, vivió feliz los últimos 25 años de su vida.

Esta mansión, construida en 1830, rodeada de un parque de 13 hectáreas con  árboles centenarios y desde la cual pueden verse el lago Lemán y los Alpes  franceses, albergará el futuro Museo Chaplin.

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"Con Victoria y Eugene, nos hicimos cargo de esta casa después de la muerte  de mi madre, con la idea de hacerla revivir", cuenta Michael Chaplin, uno de  los ocho hijos del cineasta. Michael pasó su infancia en esta casa y vivió allí  también con sus hijos.

"Sin cesar, hay gente del mundo entero que llama al portón y pide permiso  para visitar la casa. Me di cuenta hasta que punto mi padre estaba ligado a  ella. Esta es su casa, es aquí que vivió los últimos años de su vida y que fue  feliz", dice.

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Según Michael Chaplin, el proyecto de museo es "una continuación lógica".  "Pasamos mucho tiempo para conseguir el acuerdo de todos, y ahora es un  proyecto con el que ellos (sus hermanos y hermanas) están contentos. Tenemos el  acuerdo unánime de toda la familia", prosigue.

La concepción del futuro museo fue encargada al canadiense Yves Durand,  autor ya de varias creaciones en este dominio, como el Visionarium de  Europarque, el más importante museo de ciencias de Portugal.

En la finca de Ban, Durand, gran admirador de Chaplin, al que llama "el  noble vagabundo", propone un encuentro el hombre, el artista y el humanista,  pero también con la época en la que se desarrolló su obra.

En los los sótanos abovedados de la mansión, Durand desea recrear el  ambiente de los pequeños cines de barrio en los que se proyectaban las primeras  películas mudas --como "el Nickel-Odeón en el que olía a las naranjas" que se  distribuína en el entreacto, y el de los graneros en los que sábanas blancas  oficiaban de pantallas.

Pero Durand desea evocar también el recuerdo de Aragon, Cocteau, Picasso y  otros artistas que influyeron en Chaplin, así como el de la era de Hollywood  que brilló con los éxitos de Chaplin, de Buster Keaton y de los Hermanos Marx.

En la planta baja y en el primer piso serán expuestos objetos familiares,  numerosas fotos, muebles, el violín de Chaplin y el piano Steinway que le  regaló la pianista suiza Clara Haskil. Y en el parque, el pequeño carromato  gitano en el que le gustaba aislarse.

"Esa será la parte íntima, en la que vamos a recrear la vida de la casa  cuando vivía en ella toda la familia, y la vamos a decorar con el espíritu de  la época", declara el arquitecto suizo Philippe Meylan, coautor del proyecto.

El museo abrirá sus puertas en el primer semestre de 2005.