Se presentó por primera vez en el programa ‘El tío Johnny’ para degustar un plato en el concurso La cocinerita ideal. Tenía 10 años y la participación no quedó ahí.
Su desenvoltura agradó al conductor (cuyo nombre real era Johnny Salim Fakus) y le propuso convertirse en una de las modelos.
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Ese fue el comienzo de Ámbar Adum, con quien los niños de los años 1974 y 1975 compartieron momentos de diversión o simplemente la vieron en la pantalla de su televisor.
Ámbar, quien ahora tiene 38 años, recuerda que un bosque simulado con trabajos en madera y papeles y una casita pintada en una pared eran el set principal del programa, que se transmitía todas las tardes en vivo desde las instalaciones de canal 10 TV (hoy TC).
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Los pequeños de aquella época, que hoy están entre los 30 y 40 años, la tienen en su memoria como la niña alta, delgada y de grandes ojos verdes azulados que bailaba canciones como Las vocales, acompañaba a los participantes y le llevaba un vaso con leche al tío Johnny.
Ámbar cree que su figura ha quedado en la memoria de los telespectadores por el concurso que consistía en contar los chorros de su peinado.
Fue testigo de segmentos como el de las cascaritas en el que un niño rebasó el tiempo del programa y se extendió hasta la medianoche.
A los dos años de su ingreso, cuando estaba en la transición a la adolescencia, Ámbar dejó el programa, pues sentía que ya no “combinaba” en concursos infantiles.
No se desvinculó totalmente de los Salim durante los otros cuatro años del espacio. Visitaba con frecuencia al tío Johnny y a su hija Susana, que era más o menos de su edad y con quien entabló amistad.
Se apenó mucho cuando se enteró (hace unos seis años) de la muerte del conductor, en su país natal, Perú.
Ámbar mide ahora 1,73 m y luce robusta. Se casó a los 24 años con Álex Antón y tiene dos hijos: Álex, de 11, y Stephanie, de 10.
Su vida profesional se desarrolló en el ámbito bancario por 17 años. Ahora se desempeña como jefa de Cobranzas en una empresa comercial.